4. ¿Crees que soy antagonista?

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Stevie movió una pieza del tablero.

— Por favor por atención. — se quejó Malcolm.— Haces que Hitler invada Malibú. 

— Lo siento.— hablo sin ánimos el beta. Si tuviera aroma seguramente estaría amargo. Malcolm lo miro intentando comprenderlo. 

— ¿Qué te pasa hoy? 

La puerta de la casa se abrió, Stevie dio un salto del susto al ver a Reese llegar. 

— Hola chicos. — el alfa paso a lado de ellos. 

— ¿Alfa, como te fue con el director? — hablo animado el omega, soltando su aroma suave que movió al lobo de Reese quien se giró a mirar a Malcolm con una sonrisa. 

— Fantástico.— su voz animada.— Me encanta que envejezcan y se vuelven indiferentes, hasta prefirió creer que esto.— levanto los puños con sangre seca. — Fue por lavarme obsesivamente. 

Malcolm negó divertido volviendo su vista al juego. 

— Eres mío. — susurro Reese hacia Stevie quien estaba más cerca, el pobre beta se estremeció del susto. El alfa se marchó sonriente. 

— Reese noqueo a Scotty, fue brutal. — Malcolm levanto la vista del tablero hacia su mejor amigo.— Hubieras visto. 

Stevie tembló.

— Fue tan duro que un par de veces lo levanto del suelo. — se jacto. — Además había sangre. Bueno siempre hay sangre, pero Scotty es de esos que salpican mucho.— imito los chorros saliendo disparados del cuerpo. — Y cuando se cayó, Reese se dio gusto con él. — estaba orgulloso de su alfa.— ¿Sabías que tiene utensilios de dentista?

Malcolm movió una pieza del tablero, su rostro feliz. 

— Oye, me quedo África. — musito alegre con la pieza ganada. 

— ¿Te puedo... hacer una pregunta? — menciono el beta, estaba hasta pálido.

— Sí.

— ¿Crees que... mi personalidad... es abrasiva?

— ¿Qué?

— ¿Crees que soy... antagonista... sin razón? 

— No sé, probablemente ¿Eso qué? — se encogió de hombros Malcolm.

— No quiero... que nadie... me deteste. — admitió el beta. Lentamente una sonrisa se formó en los labios del Omega.

— ¿Es Lissa Filmon, no? — pregunto con picardía. 

— ¿Quien? — Stevie estaba confundido ahora. 

— La beta, te vi mirándola.-—levanto ambas cejas pícaro.— Te gustan grandecitas eh. Tiene de donde agarrar, esta gordita la lobita. 

Stevie se indignó. 

— Eres... un tonto...— arrastro su silla de ruedas queriendo irse ya, el omega lo detuvo inmediatamente. 

— Perdón, solo te apoyaba, lo siento. — suavizo su voz para Stevie.— Ven, termina el juego. 

— No... hoy es la primera reunión... del instituto Norvet. — volvió a poner marcha. 

— Espera. —Malcolm lo detuvo otra vez. — Eso es lo bueno de tu personalidad. Siempre le das gusto a tu padre con sus planes para que camines sin importar lo inútiles que puedan ser. No dices, papá despista jamás voy a dejar la silla, seré invalido hasta que muera. Bueno, lo sabes, pero no se lo echas en cara. Esa es una buena cualidad ¿Ya, mejor?

— Idiota. 

Stevie salió bufando de ahí, a veces odiaba que su mejor amigo fuese demaciado directo con él. Malcolm se quedó en la silla cruzado de brazos mirando el juego sobre la mesa sin terminar. Reese apareció por la cocina con los nudillos limpios de la sangre seca.

— ¿Ya se fue tu amiguito? — abrió la nevera.

— Reese. — dijo con advertencia. Reese se empino el cartón de leche. — Se más suave con él, está en silla de ruedas.

Reese dejo el cartón vacío en la nevera y la cerro de una patada.

— Para que lo sepas, ese idiota si es un antagonista. — hablo con brusquedad. Malcolm frunció el ceño, ojos acusadores mirando a su alfa.

— ¿Estabas espiando?

— No. — afirmo. — Somos mitad lobo, Malcolm. Puedo escuchar perfectamente lo que pasa a una distancia considerable.

— Eres un cotilla.

— Me a servido para escuchar cuando te masturbas en la ducha cuando crees que todos duermen.

— ¡Reese! — el nombrado salió huyendo de la cocina dejando a un muy avergonzado Omega.

LLÉVAME CONTIGO [Wilkercest].Où les histoires vivent. Découvrez maintenant