Capítulo 3: Una tutoría fallida.

19 1 0
                                    

—¡LLEGUE! Eunjin ¿Dónde estás? —Exclamo.

Me direcciono hacia la cocina en busca de algún signo de mi confidente «mi ama de llaves» con el fin de dar aviso de mi... particular visita.

—Aquí estoy ¿Qué sucede Bella, por que estas tan apurada y... sudada? —Preocupada me interroga mientras devoro lo que encuentro en el refrigerador. —¡ISABELLA! Te vas a atragantar ¿que te sucedió? ¡Ash, por dios!.

Con las mejillas desbordadas con bucólica azucarada, intento hablar. —¿Recuerdas que la semana pasada, hablé con la directora para poco menos suplicarle de rodillas que nos prestara el establecimiento para exponer la obra...? —Ella asiente.

—Bueno ¡ACEPTÓ! Pero con una condición, tengo que ser tutora de su hijo por tiempo indefinido, al menos hasta que haya un cambio en sus deficientes notas. —Pauso mi habla para continuar alimentándome. — Eunjin, ese chico está perdido, sus notas del año pasado son un asco, no las pudo subir ni Jesús. —Imito mi silencio. —Si no fuera por su madre... habría repetido curso estoy segura, ahora es nuestro último año y debe esforzarse... hoy comenzaremos y vendrá a las ocho.

—Diablos Isabella, no hables con la boca llena. —Me da una inocente palmada en el hombro. —Tendrás bastante trabajo entonces. Prepararé algo para cenar mientras te cambias.

Se fija en el reloj colgante de la cocina mientras huyo porque se lo que me dirá. —Oye oye, alto ahí jovencita. —Corre detrás de mí agarrándome del polerón. —Son casi las siete y media ¿Por qué llegas tan tarde? ¿El entrenamiento no terminaba a las seis?

—Hoffman nos hizo repetir mil veces la rutina, no era suficiente para él. Es un viejo amargado, no le tomo importancia, lo sabes.

Después de un silencio que amenaza con transmutarse en una serie de insultos hacia el entrenador del equipo, Eunjin solo afloja sus cejas. —Mmm esta bien, ve ¡CORRE! te demoras un mundo en bañarte niña. —Beso su mejilla antes de subir.

Sé que a Jin le preocupa mi apasionamiento por el estudio, el arte y el deporte. Siempre expuse libremente la obsesión por dar todo de mi en cada cosa que hago y no descanso hasta que alguna rutina, diálogo, o teoría quede completa y claramente plasmada en mi juicio.

Ella varias veces notó mi agobio físico y mental principalmente después de cada entrenamiento. No suelo omitir mi vida ante mis padres o hacia Jin, aun así, la última en mención es la única que está al tanto de solo una parte respecto a lo que vivimos con el equipo de animación.

Pero... nada que no pueda sobrellevar. 

Ocho, diez y escucho el aparato de la entrada, suponiendo yo, la llegada de mi invitado.

Detrás de la puerta me habla Eunjin. —Bella, acaba de llegar tu invitado, date prisa. — Sin hacerla esperar me dejo ver.

—Ya ¿estas lista? El joven te espera abajo y...es guapo.

«Lo que tiene de guapo lo tiene de tonto».

—¡Jesucristo! no empieces, no es mi tipo. Pudo serlo, pero mostró su verdadera antipatía. —A parte estudiaremos nada más.

—¿No crees que deberías conocer a mas chicos? El joven Park no lo es todo cariño. 

—Para mí lo es... —En susurro le digo pasando por su lado. 

Al bajar, la visual de Jun conecta con la mía. Puedo notar su incomodidad.

—Hola Jun, pensé que no vendrías. —Menciono e inclino mi cabeza saludandolo con un poco menos de formalidad.

El frenesí de Isabella [Saga: Amor y Aflicción]Where stories live. Discover now