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GRACIAS POR LOS 2K  ♡

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No pudo seguir mirándolo y bajó la vista. Ella se sentía tan avergonzada. Y claro que Evan notó eso.

—Mirame, Rachel... —le pidió con voz cantarina.

Ella negó con la cabeza—No puedo...

El dió un paso adelante queriendo tomarla del brazo pero ella fue más rapida y retrocedió hacia tras, negando repetidas veces.

—Lo siento, lo siento. Debí largarme apenas supe que eras tu —no pudo contener las lagrimas pues se sentía culpable—. No debí hacerlo.

Tomó sus cosas dispuesta a irse pero el rubio la detuvo. Hubo un pequeño forcejeo de Rachel, asi que Evan no tuvo más opciones que soltarla y dejar que se vaya.

Luego hablaría con ella.

...

Ya habían pasado dos días de lo ocurrido. Rachel no se apareció ni en el club y ni en la casa de Evan, pero sinceramente él ya sabía que no iría a su casa.

Finalmente luego de una jornada agotadora, Evan estaba sentado en el sofá viendo una pelicula con su hija. Apesar de que Rachel había trabajado apenas dos días, la niña ya se había apegado a la joven.

—¿Cuando volverá Rachel, papi? —preguntó la niña con los ojos cristalizados.

—No llores, cielo. Rachel ya volverá. —dijo para tranquilizar a la niña.

Las noches anteriores había ido al club, esperando poder encontrarse con la chica, pero no, ella ni siquiera fue allí. Le preguntó al gerente sobre ella y le informó que había pedido unos días porque estaba enferma. Pues, obviamente no era así.
Evan se encontraba nuevamente en el club, bebiendo solitariamente en una esquina. Miraba a todos los clientes, algunos se acercaban y lo saludaban, y otros ni sabían quien era.
Frente suyo pasó una pelinegra, que no tardó en reconocer. Aquella mujer era quien más hablaba con Rachel, las veía irse juntas casi todo el tiempo. Se acercó y le tocó el hombro, ésta se giró y esbozo una sonrisa.

—¿Se le ofrece algo señor? —preguntó amable.

—Ven conmigo. —dijo para caminar hacía la bodega del club mientras la pelinegra lo seguía por detrás.

La chica comenzó a sentirse nerviosa. Pensaba en si había hecho algo malo. Comenzó a recordar los últimos acontecimientos y no, no había hecho nada.
Evan cerró la puerta del lugar, quedando solo los dos.

—Necesito saber algo...

—¿Y qué información podría darle yo a usted? —preguntó confundida.

—Es sobre Rachel. —ella frunció las cejas más confundida. ¿Qué quería saber él de su amiga?

—¿Y qué quiere saber?

—Como sabrás, Rachel no ha venido a trabajar...

—Me dijo que estaba enferma, señor ¿No lo sabía?

—Quiero saber donde vive. —dijo mientras se acercaba a la chica.

...

Rachel acomodaba las almohadas de su padre para que pueda descansar cómodamente. Aquellos dos días estaba en el hospital en compañía de su progenitor. Todavía no queria volver a su casa.

—¿Quieres que te traiga algo, papá? —preguntó atenta.

—No, hijita —su voz sonaba cada vez más apagada, más triste—. La universidad ¿No tienes que ir?

La castaña cerró fuertemente sus ojos tratando de armar rápidamente una mentira creíble.

—Me tomé unos días... —dijo nerviosa.

—No te descuides de la universidad, hija —le advirtió su padre—. No tienes que venir siempre, yo estaré bien...

—No puedo dejarte solo, papá.

—Escucha —habló seriamente—. Vé a casa y descansa. Obedece.

La joven suspiró y asintió. Se puso de pié guardando pequeñas pertenencias suyas en su bolso.

—No quiero dejarte, pero si eso es lo que quieres, me iré —se acercó a su padre. Le dió un beso en su sien—. Nos vemos, papá.

Rachel sabía habría consecuencias a causa de sus mentiras, pero no podía permitir que su padre se entere, jamás.

Ya era bastante tarde y ella estaba en un bus para llegar a casa. De pronto su teléfono comenzó a vibrar y vió que era Grace quien le llamaba. Aceptó la llamada y acercó el teléfono cerca de su oído.

—¿Hola, Grace?

—¡Rachel! ¿Cómo estás? —la chica parecía feliz.

—Mucho mejor, gracias por preguntar.

—Veras...si te encuentras mejor, quería que salgamos a comer algo por ahi.

—Mmh —pensó—. Puede ser.

—Rachel, no puedes estar encerrada todo el tiempo —le retó—. Tienes que salir y despejarte. No puedes decir que no...

—Claro que puedo —dijo riendo—. Mira, te avisaré si puedo.

—Esta bien. Pero llámame. Adios.

Cortó la llamada y guardó su teléfono.

Grace era la única amiga que tenía. Siempre le invitaba a cenar, algunas veces aceptaba y en otras no se sentía bien. Así se sentía en esos momentos. Solo quería llegar a casa a descansar. Estuvo dos días en el hospital asi que quería dormir.
Bajó del bus que la dejó en la esquina y caminó hacia la entrada. Miró las notificaciones de su celular y había puras llamadas de Evan Peters. No entendía porqué quería hablar con ella. No había nada de que hablar.

Se subió al ascensor, pulsó el número del piso en el que vivía y comenzó a subir. Espero unos segundos hasta que el ascensor se detuvo y abrió sus puertas, Rachel salió y caminó hasta su departamento pero se tuvo al ver a un hombre sentado y apoyado sobre su puerta.

Era el rubio.

El levantó la mirada y vió a la castaña a unos metros de él, completamente confundida. Tomó postura y habló.

—Te estuve esperando...

Ella se armó de valor y se acercó con el ceño fruncido.

—¿Qué haces aquí?¿Quien te dijo acerca de mi domicilio? —preguntó confundida.

—Queria hablar contigo, pero no podía encontrarte asi que averigué donde vivías.

—¿Y sobre qué querías hablar?

—Quiero que vuelvas a trabajar en mi casa. —soltó sin muchas vueltas.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste.

Algo cortó pero bueeEspero les gustee <33

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Algo cortó pero buee
Espero les gustee <33

agreement | evan peters Where stories live. Discover now