Capitulo 8

2 1 0
                                    


— Joven Jeong —

Young Soo detuvo el movimiento de su mano en medio del proceso de dibujo ante el llamado.

— ¿Por qué estás en mi habitación?— Cuestionó el menor un tanto molesto mirando al hombre en la puerta de su habitación.

— El señor Jeong lo llama. Le sugiero, que no le haga esperar— Informó el guarda espaldas.

El peli negro suspiró pesadamente. Odiaba tener que ver a aquel sujeto a la cara, pero sabía que no tenía opción, debía hacerlo aunque no le gustara.

Dejó su lápiz y cuaderno cuidadosamente sobre su cama y se levantó de la misma, para acompañar al guarda espaldas.

Al caminar por el pasillo en el que se encontraba la oficina personal de su padre, se sorprendió al ver a su querido primo en el mismo, yendo en dirección contraria a la de el. Cruzaron miradas y algo le molestó en el estómago al notar el semblante de Jin bastante intranquilo y con un rostro estreñido. Algo no estaba bien, eso le preocupó.

Al llegar a la puerta tocó para anunciarse y la abrió.

— ¿Qué sucede?— preguntó el menor al ingresar.

— Me enteré de que saliste a la calle — Respondio Jeong.

Aquellas palabras hicieron que Young Soo se pusiera completamente pálido y las manos le empezaron a temblar levemente. Ahora entendía por que su primo estaba de tal forma en aquel pasillo. ¿Cómo se había enterado? No importaba mucho, pero algo era seguro, el miedo se apoderó de cada poro de su cuerpo y lo primero que le cruzo por la mente, fue Dae-Hyun o lo que podría hacerle su padre por ello.

— ¡Dae-Hyun no tuvo la culpa, él!...— inmediatamente le defendió sin siquiera pensarlo.

— Lo sé, ya hablé de eso con tu primo— interrumpió a su hijo.

— .... — sintió un poco de alivio, dejando descansar su cabeza, mirando hacia abajo, Dae no estaba en apuros.

— Esto pasó por tu culpa — Dijo el hombre abriendo el cajón de la mesada.

El rostro de Young Soo se tensó por completo al ver aquella varilla de metal, que su padre había dejado sobre el escritorio.

— Padre — intentó persuadirle, ya que el miedo de lo que estaba por ocurrirle le inundaba. No sería la primera vez que pasara, sabía muy bien lo que estaba por venir. Esa maldita varilla — E-Estaba enfermo — retrocedió en sus pasos con temor.

— Eso no hubiera pasado... — tomó la varilla y comenzó a jugar con la punta entre sus dedos — Si no fueras tan descuidado— le miró extendiendo la punta retráctil de la misma— Tu incompetencia y poco cuidado te llevaron a enfermarte, es tu culpa y debes aprender a ser más cuidadoso— Le regañó.

— Fue un accidente — se hizo más hacia atrás, a cada paso que su padre avanzaba él retrocedía, hasta chocar con la pared, quedando de espaldas a la misma.— L-Lo siento — levantó su brazo a la altura de su rostro con la mano entre cerrada intentando cubrirse.

— Los accidentes no existen — levantó la varilla en sus manos tomando vigor.

<¡SWICH!>

La piel de su brazo le ardió como si le hubiesen quemado con fuego.

— ¡Nn- gha! — se quejó ante el dolor de aquel latigazo, provocando que los ojos se le pusieran cristalinos.

— ¿¡Ves a lo que te lleva — Tres latigazos mas volaron con violencia hacia el menor— Tú estúpida— y otros tres mas, haciendo un horrible ruido desesperante— Ineptitud!?—

Penicillium (Novela BL)Where stories live. Discover now