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La ultima campana del miércoles había tocado, el ojiazul había intentado todo el día esquivar aquella mirada furtiva del rizado y cada hora se torturaba pensando las cosas que harían hoy. Y peor, se arrepentía en aceptar la propuesta que Jeff le había propuesto ¿por que carajos había aceptado? Simplemente por hacerle daño al ojiverde y que a este le jodiera tener que entrenar a un novato. Pero como siempre el único que estaba perdiendo puntos hasta ahora y como siempre era nada menos que  Dylan.

—No te lo tomes a mal, Dylan. Pero yo creo que fuiste el chico mas idiota en aceptar esa propuesta— dijo James haciendo que el ojiazul bufara.

—La verdad es que yo tampoco te entiendo ¿En que pensabas?— pregunto Molly elevando sus brazos.

Dylan no contesto simplemente se limito a encogerse de hombros observando la salida y como el moreno de Cox corría hacia ellos, Molly intento ponerse sobre el cuerpo del castaño pero el Cox corrió a la rubia de un jalón sin importarle si la lastimaba o no.

—Me han contado por ahí que comienzas en el gimnasio hoy, MaryDy. Solo quiero decirte que los chicos y yo también vamos allí  Me encantara ver el espectáculo hoy y como Aarón te destruye-—exclamo Elliot con una sonrisa burlona.

Dylan respiro profundamente cuando su piel se erizo, temiendo por hoy en la tarde. Temiendo del rizado y toda su pandilla. Todos allí observando.

*

—Dylan ¿Quieres que te lleve hacia el gimnasio?, no tendré problema con eso cariño— pregunta Jay con amabilidad.

El ojiazul observa a su madre desde su lugar chascando la lengua a la vez que juega con la cuchara revolviendo el café. 

—No, estoy bien, mamá. Tomare el autobús— responde el castaño con una sonrisa.

—¡Hey, Dy!—exclama la pequeña Lucy corriendo hacia el. Dylan la sujeta y la sienta en su regazo.

La niña es rubia y tiene un largo cabello lacio, sus ojos son de un azul intenso, el castaño sonríe mientras ella besa su mejilla.

—Te hice un dibujo en el colegio— exclama la niña extendiéndole una hoja. 

—Lucy se ha relacionado demasiado bien con sus compañeros— murmura Jay.

Dylan contempla el dibujo maravillado, son tres simples fosforitos de la mano, observa hacia las pronunciadas nubes que son las que mas resaltan y sobre una de ellas se encuentra un garabato con una sonrisa. El ojiverde ve a la niña y apunta hacia el lugar especifico frunciendo el ceño.

—Es papi— murmura la rubia. Dylan siente una opresión en su pecho instantáneamente —.¿Papi esta en el cielo, no es así Dy? Mami siempre me dice que en el día se encuentra sobre las nubes observándome y en la noche siempre esta en la estrellita mas brillante del cielo, ¿Verdad mami?— la pequeña niña ahora aparta la mirada de su hermano mayor y observa a la castaña la cual se le han cristalizado los ojos, sonríe y asiente.

Dylan traga duramente el nudo que se ha generando en su garganta, no quería que los recuerdos de esas semanas de duelo volvieran, pero era inevitable. Esa era la razón por la cual habían dejado Doncaster, su padre había muerto un año y medio atrás en un violento accidente de tránsito, habían convivido con el dolor en el transcurso de su perdida, hasta que su madre había decidido que era el momento de comenzar una nueva vida. No olvídalo pero alejarse de los recuerdos que les hacían mal. Pensando que si se trasladaban a Londres todo sería diferente, y lo era, pero siempre estaban esos destellos de recuerdos, ¿Y quien no los tendría'  los tres extrañaban demasiado a Mark. Jay era una excelente madre, había salido adelante el último tiempo con sus dos hijos, y para Dylan ella era su heroína.

TODO POR TI Where stories live. Discover now