33 (Parte 2)

4.9K 431 36
                                    

El castaño aparto la lágrima que bajaba con su mejilla con brutalidad, a medida que se levantaba con ambos platos ya fríos y tirando estos a la basura. Subió rápidamente hacia la mesa pateando todas las velas y pétalos de rosa que se encontraban allí, para luego alzarse hacia los globos y explotando cada uno de estos. Grito con fastidió, y sollozo con dolor a medida que bajaba de la mesa rompiendo las serpentinas que colgaban por el lugar.

Despojándose de su ropa en la misma cocina saco la lencería de su cuerpo rompiendo esta por completo y tirando esta a la basura para correr a su cuarto y colocarse cualquier prenda, observo la carta sobre la cama. En la cual había escrito cada promesa para el rizado, cada sentimiento, grito nuevamente y rompió esta a la mitad, sollozo sacando nuevamente las lagrimas y caminando hacia la cocina.

4:40am.

Suspiro con molestia, yendo así nuevamente a la bandeja de entrada, donde había mandado infinitos mensajes al ojiverde, ninguno con contestación, infinitas llamadas, ninguna sin responder de parte de el.

Observando el entorno nuevamente destruido dejo que las lágrimas fluyeran solas por sus mejillas, yendo hacia el sofá y recostándose en este, sollozando.

El lo había olvidado otra vez, el había roto su promesa, y no solo la promesa, el había roto su corazón.

Veinte minutos el ruido de la motocicleta lo despertó de su burbuja acomodándose en el sofá, escucho algo caerse seguido de una risa, una risa que conocía de maravilla. Seco sus lagrimas, como siempre, tratando de parecerse fuerte, aunque su mundo se estaba derrumbando y camino hacia allí encendiendo las luces.

Escucho como el rizado colocaba las llaves en la cerradura y acto seguido abría la puerta, el olor a alcohol impugno las fosas nasales del castaño.

—¿Donde estabas?—pregunto Dylan con la mandíbula tensa.

—Que te importa—contesto divertido el otro.

Las mejillas de Dylan se calentaron, estaba furioso, y por una vez en todos los meses no se iba a quedar callado.

—¡Claro que me importa! ¡Eres mi novio, hoy cumplimos un año y lo único que haces es despreciarme!

—Deja de chillar, Dylan que me duele la cabeza—escupió el ojiverde rodando los ojos.

—Te lo repetiré una vez mas; ¿Donde estabas?

Y Aarón sonrió con malicia-. Y te lo volveré a repetir. Y a ti que te importa-demando el ojiverde pasando junto al castaño.

Inmediatamente no solo el olor al alcohol llegó a la nariz de Dylan, sino también el de una esencia, perfume de mujer.

—¿¡Tienes perfume de mujer!?—grito Dylan y Aarón volvió a darse media vuelta, haciendo que el ojiazul observara su rostro abriendo sus ojos—. ¡Tienes labial rojo!—volvió a gritar cuando sus ojos se llenaron de lágrimas—. ¿Estuviste con una mujer? ¿¡Me engañaste con una zorra!?—finalizo sacando las gotas bruscamente.

—¡QUE ME DEJES DE GRITAR!—exclamo Aarón—. ¡Y QUE SI LO ESTUVE! ¿QUE MIERDA HARÁS?

La cólera del ojiazul había subido de tal forma que no solamente sintió como su corazón se partía y la típica opresión en el pecho, sino que la vergüenza y humillación se extendió por todo su cuerpo haciendo que un sollozo saliera de su garganta.

—Ow... ¿Vas a llorar?—murmuro el rizado.

—¿Por que lo haces? ¿¡Que te sucede, Thompson!? ¿¡Que carajos te he hecho!? ¡ERES UN MALDITO ESTÚPIDO!

—¿Yo lo soy?. El único aquí que grita como niña eres tu.

—¿¡Y ENTONCES POR QUE CARAJOS SIGUES CON ESTA NIÑA!? ¡Te arme una puta cena, y me has dejado plantado, eres un hijo de puta!

—¿¡Y QUE CARAJOS HACES TU CON ESTE HIJO DE PUTA ENTONCES!?—grito Aarón acercándose a Dylan.

Frente a frente.

—¡ESO ES LO QUE YO NI ME ENTIENDO!—grito—. ¡NO ENTIENDO POR QUE SIGO CON UN IMBÉCIL COMO TU!

—¡ENTONCES VETE!—grito nuevamente el ojiverde.

—¿¡Sabes por que carajos no lo hago!? ¿¡SABES POR QUE MIERDA NO ME VOY!? ¡PORQUE TE AMO IDIOTA!

Aaron rió en lo alto negando.— ¿Y sabes cual es el problema, Dylan? Yo no te amo.

Cuatro palabras, cuatro palabras que habían hecho que su sentimiento de odio y dolor aumentaron, aquellas cuatro palabras que en absoluto no se esperaba, pero después de todo aquellas cuatro palabras habían cambiado el rumbo a todo, ¿Por que iba a estar con alguien que no lo ama?, solo una persona masoquista lo haría y aunque a Dylan le rompiera el corazón era lo mejor.

Aunque aún existía algo que le decía que Aarón mentía-. Bromeas... dime que estas bromeando-suspiro sin limitarse a limpiar sus lágrimas.

—No, Dylan. Este hijo de puta ya no te ama—volvió a repetir fuerte y claro.

—Bien-suspiro—. ¡Entonces este marica desaparecerá de tu vida!—grito Dylan.

—¡Bien!-grito Aarón—. ¿Estas terminando conmigo?, gracias por eso, porque me ahorras mucho tiempo.

Y Dylan asintió, y aquello aún no se sentía doloroso decirlo, no hasta que el efecto de la cólera pasara, pensó en sus adentros.

—¡No quiero que me busques! Porque las cosas que dijiste ahora tendrán un peso, ¡TERMINO CONTIGO THOMPSON Y VETE A LA MIERDA!

—Uy, porque ahora hasta insultos sabes, eres solamente una zorrita que cumple mis ordenes, Dylan.

Y la mano del castaño impacto en la mejilla del rizado, tal vez no había sido la forma mas sostificada para acabar con todo esto, ¿pero desde cuando su relación esa sostificada?

—Quiero que te largues de mi vista—murmuro Thompson entre dientes—. ¿¡Terminamos!? ¡BIEN, GENIAL! ¡AHORA TE LARGAS!

—No solo me largo de tu vista, sino de tu vida. Y cuando recapacites, no vayas, porque no te escuchare.

—Jamas me arrepentiré. Allí esta la puerta—demando el rizado señalando.

—Juro que si cruzo esa puerta... ¡Te lo juro por lo que mas quieras Aarón que no vuelves a verme la cara en tu puta vida!

—¿¡No te estoy diciendo que es lo que mas quiero!? ¡Quiero que te largues de mi vida, White! ¡No eres nadie para manejarme a mi! ¡Nadie! ¡TERMINAMOS, AHORA LÁRGATE!

Dylan asintió, caminando hacia la salido, y estampando esta fuertemente, todo, todo se había acabado y ni siquiera había comenzado a caminar hacia su casa cuando sintió una falta, y una falta demasiado grande. Su pecho ya comenzaba a dolor, tantas promesas, y cada una de ellas rotas. Tanto mirar al futuro y este se había acortado. Y ahora se encontraba estancado.

Observo al cielo, encontrando la estrella que mas brillaba, pero no encontró ninguna, el cielo estaba apagado, y pronto se largaría a llover.

Protegiéndose del frío de Londres camino hacia su casa, y una vez atravesadas las treinta cuadras hacia ella, toco la puerta cuando sus piernas se encontraban temblando, sus ojos ardían de tanta lágrimas, su pecho se contraía, su respiración era irregular, su cuerpo mojado, y su organismo pedía a gritos que todo fuera una broma.

Jay corrió hacia la puerta bostezando confundida de quien sería y una vez que la abrió los brazos de Dylan la rodearon sin pensar que tan mojada estaban sus ropas. La mayor suspiro, ya sabiendo la razón obvia de que ocurría.

—Mamá...terminamos... Aarón termino conmigo...—tartamudeo el ojiazul entre el abrazo.











































































































TODO POR TI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora