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El olor de Idia provocó que en mis sueños reapareciera un lindo recuerdo de cuando era pequeña.

Cuando tenía más o menos cinco años, mis padres se la pasaban en el hospital porque mi hermana tenía una enfermedad en los pulmones. Así que, eso provocó que me quedara bastante tiempo en casa. Sin embargo, en vez de entristecerme me gustaba mucho, pues en el enorme espejo que teníamos en la sala, un día apareció un chico de cabellos cortos de un tono azul claro.

Recuerdo que, la primer noche mis padres me habían dejado sola. Estaba muerta del miedo, pues cualquier ruido mi cabeza lo atribuía a qué tal vez era uno de esos fantasmas que llegaba a ver de vez en cuando. Eso hizo que comenzará a llorar, mientras suplicaba que no estuviera sola.

Luego, en cuestión de segundos mi llanto ceso al escuchar el llanto de otro niño. De inmediato, levanté la vista y mire directamente hacía el espejo. Ahí, pude verlo, un chico de piel pálida y de un cabello azul pero este parecía que se estuviese quemando. Además, sus dientes eran bastante blancos y picudos.

-Y... ¿Por qué lloras? -dije al acercarme al espejo. Él levantó su cabeza y al verme dió un salto del susto. Iba a correr, pero lo detuve.

-¡Espera! Yo... No quiero estar sola...

Él se detuvo y luego me miró. Se acercó y se fue asomando lentamente.
-¿Qu-quien eres? -me pregunto.

-Soy ♀_____♀ y ¿Qué haces dentro de mi espejo?

-¿Yo? Pero tú eres la que está adentro -me dijo bastante sorprendido.

-¿Yo? -dije algo extraña, luego comencé a tocar mi cuerpo-. Pero yo no soy niña y tú un niño

-Si -dijo al tocarse sus mejillas.

-¿Y que haces ahí? -le pregunté.

-Aquí es mi cuarto ¿Y tú qué haces ahí adentro? -me dijo.

-Yo estoy en mi sala

-Pues que sala tan rara -dijo para comenzar a ver todo mi alrededor. En cuanto lo hizo, note que tenía una vestimenta algo extraña. Aunque debía admitir que se veía bastante lindo.

-¿Y por qué llorabas?

-¡No lloré! ¡Tu fuiste la que lloro! -dijo bastante avergonzado.

-¡No es cierto! -dije bastante avergonzada. Ambos hicimos un puchero, pero luego comenzamos a reír.

Fue entonces cuando comenzamos a mostrarnos bastantes cosas. Primero me mostró a un extraño cachorro de tres cabezas y luego me mostró todos sus juguetes.

Yo no me quedé atrás, traje todas mis muñecas y peluches. Eso hizo que me llevará sus peluches favoritos.
-Estos son pena y pánico -dijo mientras su rostro mostraba una gran sonrisa.

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Cαrιɴ̃o, ѕoy тυyα (тυ х ιdια ѕнroυd) Oмeɢαverѕe нeтeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora