❝ La princesa Chaeyoung viaja desde el reino vecino al país de las maravillas para casarse con la princesa blanca, con quien ha estado comprometida desde su nacimiento.
Pero comete el error de enamorarse de la hermana equivocada.
Pues termina siendo...
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Chaeyoung ni siquiera prestaba atención al tiempo, la estaba pasando bien simplemente acomodando libros en las extensas estanterías de aquella librería en la que trabajaba Mina y viendo cómo la de cabellos rojos atendía a una que otra cliente que necesitaba recomendaciones o tenía la intención de comprar algo en específico antes de haber llegado al pequeño local lleno de libros.
La pareja de ancianos de la que Mina le había hablado, quienes eran dueños de la librería y café, habían sido muy atentos con la castaña y hasta le habían servido una taza de chocolate caliente. Con Mina también habían sido muy atentas, más que atentas de hecho.
La princesa roja tenía razón. Aquellas ancianas la amaban como a una hija, se preocupaban por ella y le cuidaban. Le daban todas las atenciones que merecía. Le besaban la frente y le preguntaban si se había cuidado del frío.
Sus padres nunca habían hecho algo así con ella.
Agudizando su oído para prestar atención a las conversaciones de ciertas clientas, encontró más interesante sus vidas que la suya propia.
Escuchó a una chica decir que estudiaría medicina. ¿Elegir quién querías ser en un futuro? Eso sonaba genial para Chaeyoung, quien había nacido para ser obligada a ser una princesa hasta el día de su muerte, pero ella solo quería patinar sobre el frío hielo. Escuchó a otra chica hablar sobre su primera "cita" con la chica que le gustaba. ¿Nada de matrimonios arreglados? Eso también sonaba como el cielo para Son Chaeyoung.
— Hey, princesa Chaeyoung. ¿Todo bien por ahí? — la suave voz de Mina le golpeó en los oídos placenteramente, y sintió la pequeña mano de la princesa roja apoyarse con una suave delicadeza en su hombro.
— Me dijiste que solo nos llamáramos por nuestros nombres aquí, Mina Minari. — Chaeyoung ladeó una leve sonrisa, tocando con la punta de su dedo, el dedo meñique de "Minari" que estaba sobre su hombro, con una suave caricia.
— Claro, Chaeyoungie. — respondió una divertida y sonrojada Mina, estallando en carcajadas cuando Son volteó a verla y ahora era ella quien estaba sonrojada.
Se miraron fijamente.
Mina se dio cuenta que nada era más tierna que una Chaeyoung roja hasta las orejas, con los ojos muy abiertos y brillando intensamente.
— Estás demasiado roja... Tú... Eres tan tierna y linda. — Mina empezó a reír nuevamente, extendiendo su mano para tocar suavemente por un instante las mejillas sonrojadas y calientes de la princesa Chaeyoung.
— Tú también estás muy, muy roja. Como tu color de cabello. — Chaeyoung se rió tímidamente, estirando sus manos justo como lo había hecho Mina segundos atrás, para así dirigirlas al rostro de aquella princesa de cabellos rojos.
