Capitulo 2: When I look at you

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Después de días, en los que me había estado esforzando más que nunca para volver a ser mia, aunque los primeros no fueron fácil, estaba poco a poco haciendo cosas que me llenaban. Las miradas con ella no cesaron, sino que se volvieron más fuertes y frecuentes, siempre cuando me quedaba en su casa después del colegio, se quedaba un poco más atrás para darme un suave apretón en el hombro y me preguntaba con la mirada él como estaba pero todo cambió cuando ella me sorprendió con su confesión, eso sin duda fue un punto de inflexión, en donde nuestra relación, yo creia que solo iba a ascender. Todo fue un día, el cual yo no lo estaba pasando de la mejor manera, necesitaba estar sola por lo que, en la hora del descanso, me fui a la azotea del colegio, poca gente sabía que se podía subir, yo lo descubrí cuando a mis amigas y yo nos lo contó uno de los profesores que más tiempo lleva en el colegio, saque mi merienda y procedi a comermela mirando el paisaje, el colegio estaba centrado por lo que lo único que venía era edificios, ya sean residenciales o de oficinas, cuando escuché la puerta abrirse pensé que tendría un gran problema al explicar el que hacía en esa zona que supuestamente estaba prohibida, me giré con la sonrisa más inocente que podía poner pero se cambió a una expresión de sorpresa al ver quien había entrado, era ella, ella entera, con su pelo pelinegro un poco más largo de la altura de los hombros, aquellos ojos que no sabes si son verdes, azules o una mezcla de ambas y aquellas gafas de pasta negra que hacían ver sus ojos hermosos.

-No se puede estar aquí, señorita Hódar.- me dijo con un tono humorístico.
-Lo siento señorita Oliver, no volverá a ocurrir.- le seguí el rollo, nos reímos y al terminar se sentó a mi lado.
-Me he dado cuenta de que cuando no tienes un buen día vienes aquí, lo entiendo.- comenzó una conversación después de un tiempo en un silencio, que fue bastante cómodo.

-¿Lo entiendes?- ella asintió-  ¿cómo?-

-Cada uno tiene sus tiempos, sus maneras. Yo tengo las mías.-

-¿Sí?- asintió.- ¿cuales?-

-Tú.- al decirlo se quedó mirándome, realmente no sabía como reaccionar, es decir, me estaba diciendo que su manera de tranquilizarse, por así decirlo, era yo.- Quiero decir, para mi tu eres como una bella canción, y todo el mundo se ayuda en la música cuando no está bien, por lo menos yo, y cuando siento que el mundo pues se me cae en pedazos, te miro, te visualizo en mi mente.Porque cuando te miro veo verdad, veo belleza y aveces me ayudas a encontrar el camino a casa.- al terminar su confesión me quedo estática.

-¿De verdad?- es lo único que me sale preguntar.

-Tu apareces como un sueño para mi, eres hermosa y, realmente, cuando te veo, veo un camino a casa.- no aguanto mas y le di un abrazo, pasé mis brazos por su cuello y escondí mi cabeza en el hueco de este, senti como sus manos viajaba a mi cintura para después acariciarme la espalda.- Siento tener que decir esto, pero el recreo va a terminar y no quiero que te pongan retraso así que, ¿vamos?- se separó, se levantó y me extendió su mano para que la tomase.
-Vamos.- le tomé la mano y salimos las dos dirección a nuestras respectivas clases.

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