XIII

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Cuando abre los ojos, la oscuridad lo rodea. 

No puede decir exactamente cuándo desapareció de la casa de Hannibal, pero sabe que era poco después de las dos de la tarde. Abigail solo se había despertado completamente una media hora antes, y luego de que la obligaran a comer algo solo lo suficiente para recuperar energías y que no se enferme, Hannibal y Will comenzaron a hablar con ella.

De lo único que Harry está seguro es que pasaron muchas horas, y aún no había sido encontrado.

(¿Lo estaban buscando, siquiera? ¿Estaban demasiado enojados como para que les preocupara o notaran su ausencia?)

(¿Lo buscarían alguna vez?)

No quiere tentar a la suerte, y por más que le duela la idea, debe salir de aquí pronto. Harry conoce más las calles de Inglaterra que las de Estados Unidos, y definitivamente la gente es mucho más peligrosa aquí, pero Harry sabe sobrevivir. No importa qué sueño extraño estuvo viviendo el último año y medio, donde sobrevivir no fue una necesidad y la comida caliente y diaria era algo normal, no perdió sus instintos.

Cuando está solo, Harry sabe que sus instintos son sus únicos amigos.

(Y su rareza, que tanto odia y desearía no tener, es su mejor aliado.)

Sabe que si camina por todo el bosque detrás de la casa eventualmente llegará a la casa de los vecinos más cercanos de Will, pero le llevará aunque sea dos horas si Harry es rápido, y sabe que Will y Hannibal suelen cazar allí algunas noches, por lo que también debería tener en cuenta los animales salvajes. De todas formas, llegar a la casa de los vecinos de Will es solo una pequeña meta. Si no es muy tarde, Harry llegará antes de que salga el sol, y definitivamente no quiere ser encontrado por los inquilinos de la casa. 

No sabe a dónde llegaría si va por la derecha, entre los árboles que son más grandes y frondosos y que apenas permiten la entrada de pocos rayos de sol. Nunca fueron por ahí con Will, y si ya el bosque de atrás es un problema con los animales salvajes, ese podría ser un verdadero infierno.

Se permite tomar una sola botella de plástico cargada de agua de la nevera de Will, y sin dejarse llevar por el pensamiento de que esta es la última vez que estará en esa casa, Harry sale por una de las ventanas de arriba, saltando sin preocupación del techo e ignorando con facilidad el dolor en sus extremidades que eso le provoca.

Harry ha hecho esto antes. Estará bien.

x x x

No está bien. 

El otoño es mucho más frío en los Estados Unidos, sin mencionar el hecho de que Harry ahora mismo se encuentra en medio de un bosque oscuro, en medio de la noche, sin ningún tipo de abrigo. Tiene hambre, una sensación que pensó que podría ignorar, pero lo subestimó demasiado. Sabe que está siendo caprichoso cuando las lágrimas se acumulan en sus ojos después de unas horas caminando en la oscuridad, con todos sus sentidos alertas y comenzando a cansarse. Las aleja parpadeando con furia, enojándose consigo mismo. A nadie le gusta los niños caprichosos y mucho menos los llorones.

Hannibal estaría absolutamente decepcionado de él, si lo viera de esta forma. 

(O no. Hannibal lo abrigaría, comprobaría su pulso y su temperatura, y le diría que ya está a salvo. Le daría un plato de sopa caliente y luego lo depositaría en el regazo de Will, que lo abrazaría con fuerza y le diría lo valiente que fue, lo orgulloso que están ellos de que él haya llegado tan lejos, pero que ya no debía correr más.)

(Y entonces Abigail gritaría de miedo al verlo, contaría cómo Harry la empujó sin moverse, y el sueño acabaría.)

Sigue caminando. No hay animales salvajes, o aunque sea Harry no se cruzó ni oyó a ninguno, y es sorprendentemente más tenebroso pensar en eso. Harry está solo, en medio de un bosque oscuro a horas impías de la noche, sin lugar al que regresar ni al que ir. Es una presa fácil, para cualquier depredador sediento de sangre. Otra vez, Harry es una presa.

Se pregunta si alguna vez dejó de serlo. La respuesta es sí. Cuando Hannibal y Will lo adoptaron, y antes de que apareciera Abigail, Harry no era una presa. Harry era un niño, normal y corriente para lo que Hannibal y Will sabían, y nada más.

No sabe cuánto tiempo más camina antes de escuchar a la distancia un auto. Se detiene, porque todo lo que lo rodea son solo troncos gruesos y oscuridad, donde apenas logra ver lo suficiente para no chocar con nada. Tal vez está cerca de la ruta. Si ese es el caso, Harry duda en si moverse hacia el sonido o permanecer en el bosque. No puede quedarse para siempre allí, lo sabe, pero si por algún motivo lo están buscando, no quiere ser encontrado. 

(Sí, quiere ser encontrado. Quiere volver a su hogar, con Hannibal y Will, y hacer que todo esto sea una pesadilla. Sabe que esto es real. Sabe que si lo encuentran y vuelve, ya no será a su hogar.)

Sin embargo, no puede quedarse allí por siempre. No se cruzó ningún animal aún, y en el hipotético caso de que no encuentre nada natural comestible en el bosque, le tocará cazar, por más negado que se sienta ante la idea. Cuando Abigail le dijo que era un idiota por no querer cazar lo que come, Harry jamás le reprochó el hecho de que, si tiene que hacerlo, lo haría.

Harry llegó a comer comida que llevaba días en la basura, y que solo encontró luego de excavar en los basureros el tiempo suficiente. Harry no está por encima de un perro de la calle, lo sabe.

Se detiene y el auto ya dejó de escucharse hace un buen tiempo. Aún no hay una pizca de claridad del amanecer colándose en el bosque, y Harry simplemente se inclina sobre sí mismo, dejando la botella un segundo frente a él y colocando sus manos en sus rodillas. Se siente congelándose y, sin embargo, hay transpiración en su frente y cayendo por nariz y mojando su nuca. Respira profundamente, y se dice a sí mismo que no son Hannibal o Will quiénes lo buscan, sino el tío Vernon.

El tío Vernon, con la maldad en sus ojos y una mueca viciosa en su rostro con el solo pensamiento de provocarle dolor. El tío Vernon, que sobrevivió y busca venganza. El tío Vernon, que no es el tipo más inteligente, pero sabe hacer que el dolor se alargue hasta que Harry ya no pueda sentir nada más.

Toma su botella de agua, que sabe suministrar perfectamente para que le dure aunque sea unos tres o cuatro días, y sigue caminando. O lo intenta, porque entonces escucha pasos, pasos, que antes no estaban ahí, y son pasos pesados que se acercan a una gran velocidad hacia él hasta que se detienen abruptamente. Harry solo tiene que mirar hacia un lado para encontrarse con el causante, y siente que se queda sin aliento ante la criatura que lo mira fijamente.

Es un ciervo. Un ciervo muy grande, mucho más grande que el animal promedio que Harry ve en la televisión, en los libros y, en una ocasión memorable donde salió a pasear con Will, frente a frente.

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⏰ Last updated: May 22 ⏰

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Familia [Hannigram]Where stories live. Discover now