𝟔𝟑. 𝐄𝐋 𝐔𝐋𝐓𝐈𝐌𝐎 𝐁𝐄𝐒𝐎

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Era hora.

Con el corazón de ambos en el pecho, Athena y Draco se preparaban para decir adiós.

Sabían que algún día se volverían a ver, pero no sabían cuándo sería ese día.

Draco intentó con todas sus fuerzas contener las lágrimas. Acababa de encontrarla y ahora la estaba perdiendo de nuevo.

Todo por culpa de su padre.

—Intentaré escribirte.—le prometió, mientras estaba parado afuera de la puerta.

Athena le sonrió melancólicamente, porque sabía que eso no iba a suceder. Draco estaría completamente ocupado con su familia y su trabajo. Pronto se olvidaría por completo de ella.

Y eso es lo que ella deseaba. Ella no quería que él se quedara atrapado en el pasado. Al menos uno de ellos finalmente podría seguir adelante.

—Cuídate.—ella le dijo.—Y cuando regrese, espero encontrarme con el pequeño Scorpius. Y Astoria, por supuesto.

Draco le sonrió. No quería irse.

Él no quería dejarla ir.

—Claro.—respondió.—Por favor, cuídate. No te olvides de mí...

—Nunca podría olvidarme de ti...—Ella susurró.

Draco la miró una vez más, tratando de asimilar su imagen. Esta sería la última vez que la vería, al menos por un tiempo.

Pero no pudo contenerse, tenía que hacerlo. Se acercó un poco más a ella y la inmovilizó contra la puerta, chocando sus labios, besándola con todas sus fuerzas.

Athena sintió que sus rodillas se debilitaban mientras envolvía sus dedos en sus suaves mechones, acercándolo aún más. Un pequeño gemido de placer escapó de los labios de Draco.

Sus manos venosas cayeron sobre su cintura, agarrándola bruscamente. Tocándola por última vez.

No podían dejarse ir, pero tenían que hacerlo. Esto no estaba bien. Ya no eran adolescentes.

Tenían que mantenerse unidos.

Athena intentó alejarse, pero Draco no la soltó.

—Por favor.—respiró entre sus besos.—Déjame hacerte el amor...—él le suplicó suavemente.

Anhelaba sentir su cuerpo por sí solo.

—Draco, no...—susurró en sus labios, con los ojos cerrados.—No es justo para tu esposa y tu hijo.—dijo mientras colocaba las palmas de sus manos sobre su pecho, sintiendo los rápidos latidos de su corazón debajo de las yemas de sus dedos.

Draco se tragó el nudo que tenía en la garganta mientras intentaba alejarse. En teoría, parecía fácil, pero literalmente sintió que le dolía el cuerpo por la pérdida de contacto.

Athena retrocedió unos pasos, las lágrimas acumulándose en sus ojos, todos sus sentimientos formaban un desordenado montón en su corazón.

—Adiós, Draco.

Draco no quería decirlo.

Pero lo hizo.

—Adiós, Athena.

[...]

Cuando Draco se fue, Athena entró a la casa y subió corriendo las escaleras hacia su dormitorio. Cerró la puerta, con la espalda apoyada en ella. Se deslizó por el suelo, gritando todo.

El dolor en su corazón era peor que nunca. Draco se fue y ella no pudo hacer nada. Ya no había esperanzas de que estuvieran juntos.

—¿Athena?.—escuchó un suave golpe en la puerta. Era Ginny.

𝑇𝐸𝐸𝑇𝐻 | 𝐷𝑅𝐴𝐶𝑂 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌 | traducción al españolWhere stories live. Discover now