𝐏𝐑𝐎́𝐋𝐎𝐆𝐎

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LA MUJER ENFRENTE SUYO analizo a la pelirroja de pies a cabeza observando su notable nerviosismo

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LA MUJER ENFRENTE SUYO analizo a la pelirroja de pies a cabeza observando su notable nerviosismo. La pelirroja tenía gotas de sudor resbalando por su frente, movía el pie ansiosa recorriendo la habitación con sus ojos, alerta de algún peligro. La directora miró ahora a la maestra encargada del salón de Beatrix, quién estaba igual de confundida que ella.

— Señorita Smith — la pelirroja volteó a verla — ¿Dónde están sus padres?

La pregunta hizo que los ojos de Beatrix se nublaran de lágrimas.

— N-no lo sé — masculló temblando.

La maestra y la directora se miraron preocupadas.

— Beatrix, linda. ¿Dónde están tus padres? — preguntó ahora la maestra acariciando su cabello.

Antes de que la menor pueda contestar, se fijó en la ventana detrás de la directora viendo a través de ella como una furia venía volando en dirección suya, con una sonrisa malévola en la cara.

La pelirroja soltó un grito a la par que se caía de la silla golpeándose de esta forma la espalda.

— ¡Beatrix!

No dudo ni un segundo y salió corriendo de la oficina de la directora, ignorando el llamado de su maestra. Corría en busca de la salida empujando a todos los estudiantes que se cruzaban en su camino, algunos de ellos la miraban preocupados, mientras que la mayoría se reían y burlaban de la pelirroja.

Empujo las puertas de la escuela encontrandose con la gente y el tráfico de la gran ciudad, volteo a ver detrás suyo y se percató aún de la furia, quién venía a toda velocidad mostrando sus garras.

Corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron, empujando a las personas que se interponían en su camino y chocando contra los basureros o cosas que se encontraban en la calle.

Apoyo las manos en sus rodillas viendo que había llegado al edificio en donde vivían sus padres y ella, sin embargo, la furia aún se encontraba persiguiendola, no podía bajar la guardia. Entró rápidamente en el edificio yendo en dirección a su departamento, golpeó los botones del ascensor y al ver que este tardaba mucho en bajar decidió ir por las escaleras, llegando agotada a su piso.

El grito de la furia le hizo recordar que aún estando en lo que ella consideraba su hogar estaba en peligro.

Llegó a su apartamento y entró trabando rápidamente la puerta. Grito el nombre de su madre buscándola por todas partes y cuando llegó a su habitación la encontró preparando un intento de maleta en su mochila, tirando en ella lo primero de ropa que encontraba en el closet.

— ¿Mamá? — preguntó acercándose.

La mujer volteó a mirarla, sonrió con lágrimas en sus ojos y acuno el rostro de su hija con ambas manos, beso su frente envolviendola luego en un abrazo.

𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒; Luke CastellanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora