SEVENTEEN 024 - Mini Historias

Enero 14: Verkwan Story

Título: Mi nombre en tus labios

Seungkwan estaba seguro de que si mordía su labio una vez más, este sangraría.

El apartamento de su mejor amigo quedaba a unas cuadras de la universidad, misma que estaba llevando a cabo su baile de graduación en esa misma noche.

Las luces de la calle anunciaban que estaba cerca de lo que tantos nervios le provocaba en su interior.

Se rasco el dorso de la mano antes de siquiera enviar el mensaje a su anfitrión de la noche, anunciando su llegada.

—Vamos, Seungkwan. No seas cobarde...

El sonido de la alarma vecinal que servía para indicar la puerta abierta le hizo soltar un jadeo. Al mismo tiempo, sus pies se movieron por sí solos y caminaron dentro del edificio.

Su corazón palpitó al tiempo en que comenzó a subir los escalones hasta el tercer piso de su amigo.

Al final del pasillo estaba el número quince, su apartamento.

El nerviosismo hacía ver las paredes más estrechas de lo normal y su puño no podía moverse de donde estaba; a unos milímetros de tocar la puerta.

Trago saliva un par de veces, evaluando su propio aliento, este no parecía tener un mal aspecto, pero sabía que si se quedaba más minutos con su garganta seca, esta quedaría con un no muy agradable aliento.

Hizo una mueca y sacudió su cabeza, suspiró y volvió a intentarlo.

Nada paso.

Seungkwan de nuevo detuvo el puño y se repredio a si mismo mientras hacia un puichero en su rostro.

No fue consciente cuando la puerta fue abierta y su cuerpo fue obligado a entrar por esta.

Lo que más alertó al joven castaño, fue sentir unos labios estamparse en los suyos y sus brazos aprisionados en los de otros.

Tan pronto como el beso se rompió, Seunkwan soltó el suspiro que llevaba guardando muchos segundos atrás.

Miro sus ojos, avellana pura y unas pestañas que hacían querer revolotear sobre ellas de lo hermosas que eran.

Parpadeó unos segundos hasta que su voz hizo eco en la entrada.

—¿Estas bien?

El bajito asiente lentamente y siente como el agarre en sus costados se hace débil hasta dejarlo ir.

En su interior, algo replica por haber sido soltado, pues se había sentido tan firme que no quería que dejara de hacerlo.

—Pasa entonces —susurra el contrario.

Seungkwan le sigue, tomando su mano y calmando su respiración con cada caricia que su amigo le dedicaba.

Lo conocía, desde que entraron en la facultad y se hablaron por primera vez, ambos supieron que confiarían el uno en el otro por una larga eternidad.

Por ese factor, fue que Seungkwan le pidió ayuda con esto tan importante.

Hoy seria el día en que tendría sexo por primera vez.

No es que no hubiera querido antes, sino que no tenía ni idea de cómo acercarse, como actuar, como complacer a otra persona.

Era el ser más inexperto del planeta.

Y ahora que había culminado con una etapa tan buena de su vida, debía dejar de ser virgen en todos los aspectos antes de empezar su vida laboral lejos de esa ciudad.