40. La Iris que conocemos.

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Gemelos pov's

Mientras nos deslizamos por lo que parecía ser una especie de tobogán podía sentir el viento golpeando mi rostro. Cerré los ojos con fuerza aferrándome a mi hermano esperando por el inminente impacto.

Cuando llegamos a nuestro destino abrí lentamente un ojo para observar nuestro entorno. A pesar de que habíamos caído no sentía ningún dolor en mi cuerpo, tal parece que habíamos aterrizado en una suave y peluda alfombra.

¿Peluda?

—¡Ay no! ¿¡Estás bien, Yiyi!?— me levanté rápidamente de la lamentable bestia que gimoteaba debajo de nosotros en un estado lamentable.

El adorable zorro había amortiguado nuestra caída con su cuerpo, su cuerpo estaba boca abajo con sus extremidades estiradas y sus orejas inclinadas en señal de queja— fue nuestro error, perdónanos Yiyi…

Aiden a mi lado se masajeaba la nuca, malhumorado, al escuchar mis palabras su tono de voz se elevó— ¿Nuestro? ¿¡Quién era la que quería esa extraña piedra, ah!?

Su refutación me hizo sobresaltar e inmediatamente retrocedí unos pasos jugando nerviosa con mis dedos y bajando la mirada a la espera del siguiente regaño.

Después de todo, era cierto que yo había sido la única que seguía insistiendo en obtener aquella gema.

Percatándose de su reacción, Aiden se rascó la nuca, incómodo, y dio un profundo suspiro para recuperar su calma habitual.

Lentamente, se acercó a mí observando mi reacción con una expresión preocupada, esta vez él habló suavemente mientras se lamentaba por su arrebato anterior— No, perdóname. No debí gritarte ni tampoco decir esa clase de cosas… Lo siento, Ariane

Su mano la cual no era más grande que la mía, acarició mi cabeza con afecto reconfortandome, después de unos segundos asentí lentamente aceptando sus disculpas— está bien.

El ambiente no era tan tenso como antes entre nosotros, pero por si acaso él dio un segundo vistazo a mi expresión antes y después de confirmar que no estaba molesta me ayudó a sacudir el polvo en mi vestido.

Cuando terminamos de arreglar nuestra apariencia, ambos volvimos nuestra atención a nuestro peludo amigo, el cual continuaba en la misma posición que antes en el suelo como forma de huelga.

Preocupados de que hubiera sufrido algún daño, ambos nos acercamos a cada uno de sus lados para comprobar su estado, revisamos sus patas y limpiamos el polvo que había sobre su blanco pelaje.

Satisfecho por el atento cuidado y las constantes disculpas que salían de nuestras bocas, Yiyi alzó su hocico hasta los cielos con orgullo.

Ambos reímos un poco por lo fácil que era convencerlo. Después de unos segundos, Aiden comienzo a examinar los alrededores sosteniendo su mentón pensativo.

—Por suerte ninguno de nosotros se lastimó, pero este lugar… ¿En dónde demonios estamos?

Intentando torpemente ajustar la cinta en mis cabellos que se había aflojado a causa de la caída, no pude evitar quedarme congelada al escuchar las palabras de mi gemelo abriendo mi boca por la sorpresa.

—¡Aiden, cuida tu boca! Le voy a decir a Iris que dijiste una mala palabra— refunfuñe con el ceño fruncido cruzándome de brazos.

Su expresión se hundió de inmediato, pero a los pocos segundos se volvió a iluminar respondiendo con confianza— ¿Puedes? Entonces no debe haber ningún problema con que le cuente a Iris de todas las veces que comiste dulces mientras ella dormía.

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⏰ Última actualización: Jan 16 ⏰

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Reencarne como una emperatriz pero dedicare mi vida a los protagonistas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora