20. ¿Eres un slime bueno, verdad?

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Habían pasado probablemente dos horas cuando el aburrimiento me ganó. Por lo bajo empecé a tararear una canción de mi mundo saboreando esa extraña sensación de que era casi nula la posibilidad de que aquella melodía existiera aquí.

Pensar que todo aquello que creía común había desaparecido me hacía sentir triste provocando que mi tono temblase un poco. Tal vez por eso, los niños que estaban descansando abrieron sus ojos con lentitud.

Deteniendo mi canto les pregunte en un murmuro— ¿Decidieron al fin despertar, dormilones?

Dándose cuenta que su entorno era distinto dieron una risa avergonzada acurrucándose en mis brazos— Nos quedamos dormidos~

Apoye mi cabeza en ellos ocultando mi sonrisa— Si lo hicieron... ¿Adivinen qué? Ya tome una misión ¿Les parece si comemos en el bosque mientras la completamos?

La idea obtuvo una gran aprobación por parte de los niños así que nos levantamos y fuimos a comprar unos sándwiches que guarde en mi almacenamiento.

Pedí indicaciones para llegar a las puertas que separaban al pueblo del bosque y cuando llegamos los guardias ya acostumbrados al proceso, solicitaron con rapidez nuestras identificaciones antes de darnos el paso.

—Todo parece estar en orden— dio un breve vistazo a los niños y se agacho hasta quedar a su misma altura— ¿Es correcto o no?

Dieron una suave afirmación escondiéndose detrás mio, aquella pregunta era solo para asegurarse de que no los estaba llevando en contra de su voluntad.

Confirmando que los niños se sentían seguros a mi alrededor, abrió la enorme puerta de madera con una sonrisa— Bien, eso es todo. Por favor recuerden que se cierran a las 12 de la noche y se vuelve a abrir a las 6 de la mañana, tengan cuidado en su viaje.

—Gracias por su preocupación— agradecí pasando a su lado enfrentándome con el maravilloso escenario de un inmenso bosque a una distancia no mayor que de unos diez pasos.

La cálida luz del sol se filtraba por las copas de los frondosos árboles, el profundo verde del suelo y el canto de los pájaros del entorno daban una sensación mágica y pacífica. Pero aquello solo me puso más en guardia.

Saque mi capa junto a mi varita e inste a los gemelos que hicieran los mismos, ambos con alegría sacaron sus pertenencias de su collar y se las colocaron con orgullo.

—Lucen como todos unos aventureros, siento que serían capaces de derrotar a un dragón— Halagaba a los dos pequeños avergonzados mientras seguíamos una especie de sendero esquivando las raíces que sobresalían del suelo. De vez en cuando miraba la imagen de referencia de la hierba que buscábamos.

—¿No es esta? ¡Tan bonita!— Ariane que había visto una planta amago a tomarla pero la detuve antes de que lo hiciera y con cariño le explique el porqué.

—Es peligroso tocar plantas a menos que estemos seguros de que son inofensivas. Por ejemplo, esta planta puede causar picazón si tocas sus hojas.

Asustados se alejaron de ella y comencé a compararla con el dibujo frente a ellos, aun sabiendo el resultado— mmm... No, no es esta pero estuvo cerca.

Les mostré la imagen señalando las diferencias— Es parecida pero la de la imagen tienen un tallo más grueso y no tiene hojas.

Los gemelos lo comprobaron para confirmarlo y luego de unos minutos respondieron— Es verdad, no lo es.

Me entregaron la hoja decepcionados y trate de animarlos— Pero eso significa que podemos seguir buscando, vamos.

Motivados, se llevaron la hoja comparándola con cada planta que veían y nombrando sus diferencias en voz alta para que los felicitara. Luego de unos minutos llegamos hasta un claro lago y nos instalamos allí para armar nuestro picnic.

Me sentí en calma mirando aquel estanque cuando la voz de Aiden llamo mi atención.

—¿Um?— Aiden que tenía su boca llena miro hacia un punto fijo, justo detrás de un arbusto y señaló— ¿Qué es eso?

Perdiendo el interés volvió a retomar su acto de comer mientras yo me levantaba poniéndome en guardia sosteniendo mi varita. Me acerqué a donde había señalado encontrándome con una especie de moco verde translúcido que se movía y de vez en cuando dejaba ver una especie de tentáculos, en su centro tenía una pequeña bola no mas grande que la palma de mi mano de un color mas profundo que su cuerpo.

Era un slime.

—¡Ah! ¡Sé está comiendo la planta, Iris!— no supe en que momento Ariane se había puesto a mi lado pero su declaración hizo que me diese cuenta que efectivamente, aquel moco se estaba comiendo la hierba que buscábamos.

Su grito hizo que el slime se diera vuelta dejándonos ver su núcleo de frente revelando así unos redondos y adorables ojos oscuros.

—Aww que lindo ¿Eres un slime bueno, verdad?— Y como si aquello le hubiera tocado un punto sensible el slime arremetió a una gran velocidad contra mí pero no lo suficiente para embestirme, por seguridad forme un escudo en los niños al instante.

Di un paso al costado para alejarme de él pero como si supiera mis intenciones apresó mi pierna y desesperada comencé a sacudirla para librarme.

—¡Tú puedes, Iris!— animo Aiden observando todo pero sin dejar de comer su sándwich.

Empecé a pegarle al slime con mi varita hasta que se soltó, mi tobillo ardía un poco pero no lo suficiente para preocuparme. Agarre una piedra que tenía a mi costado e inicie una secuencia de golpes mientras de fondo los niños aplaudían divertidos, solo cuando dejo de moverse me detuve para recuperar aire.

—Wow, lo destruiste— Ariane daba unos saltos pareciendo feliz en cambio Aiden pico a la masa deforme con un palo.

Había matado por primera vez a un ser vivo o bueno, algo parecido. Al fin y al cabo se movía ¿Verdad? Aunque no tenia órganos pero en mi defensa, él me atacó primero.

Vertí una pócima clase baja en mi pierna y a los segundos desapareció la sensación de ardor aunque seguía sintiendo a aquella cosa viscosa allí.

Tal vez debería replantearme la idea de ser solo un mago por ahora, al menos hasta que aprenda mas ataques ofensivos.

Fuimos hasta el lugar donde yacía la hierba, por suerte quedaba de sobra para completar la misión. Escarbando la tierra con una pequeña pala que saque de mi almacenamiento, coloque todo en una canasta.

Sacudí mis manos para librarme de la tierra restante, los niños que estaban a mi lado viendo todo el proceso me miraron y con una sonrisa sentencie— ¡Con esto damos por terminada nuestra primera misión!

—¡Quiero llevarla!— Ariane estiro sus manos a la canasta y yo obviamente se la entregué.

—¿Y qué vas a hacer con eso?— Aiden señalo al cadáver del slime que se iba derritiendo.

—¿Lo quieres?— intente ocultar mi mueca de asco.

—No, lo odio— Aiden volvió su mirada a mí con un rostro inusualmente serio, Ariane asintió en concordancia.

Esa respuesta me dejo confundida, si bien eran monstruos seguían siendo seres vivos (aun si soy yo que acaba de asesinar uno quien lo dice) y había esperado que como eran ellos sentirian algo de pena por él. Me sorprendí aún mas cuando recordé que los protagonistas de la novela habían tenido el mismo rencor hasta el punto de no aceptar una bestia invocada, nunca se explicó la razón de ello.

—¿Paso algo?— pregunte con cautela.

Era una suposición pero si era verdad y no querían decirlo, no los iba a obligar.

Reencarne como una emperatriz pero dedicare mi vida a los protagonistas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora