Vicente Zambada

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Al bajarme de la camioneta y ver aquel lugar tengo que contener las ganas de llorar.




Al entrar a aquella sala, lo primero que veo es a mi esposo, luce muy diferente a la última vez que lo ví, que fue hace un mes, se ve demacrado y sus ojeras son muy visibles, se que se enojara porque vine a visitarlo, pero tengo que darle una noticia muy importante.

-Amor- es lo primero que dice e intenta pararse, pero el guardia que lo custodia no lo permite.

-Mi vida, que haces aqui- me pregunta ahora ya sentado en su sitio.

-Amor, se que tú no querías que yo viniera, pero tengo que decirte algo importante- de mi bolsillo saco un sobre, sobre que me costó mucho conseguir que el guardia me dejara entrar.

-Que es esto- me pregunta pero lo interrumpo.

-Tu solo abrelo- Puedo ver cómo sus ojos se iluminan, lágrimas se acumulan en sus ojos, se acerca a abrazarme ignorando la advertencia del guardia.

-Seremos papás- y eso fue todo lo que necesite para empezar a llorar.

El guardia intenta acercarse para sentar a Vicente pero el lo interrumpe.

-Ahora no, es un momento importante, no chingues- el guardia parece comprender el momento y vuelve a su lugar, pero la pequeña sonrisa que se le escapa no me pasa por desapercibida.

-Hace cuánto que sabes, cuánto tienes, como te enteraste- Vicente me bombardea de preguntas.

-Tengo ocho semanas, y me enteré hace una, tu mamá fue la que se dió cuenta y me obligó hacerme un test de embarazo- le contesto riéndome al recordar la reacción de mi suegra.

-Como reaccionó mi familia, te están apoyando verdad-

-Si amor, ellos me han apoyado mucho, de hecho tu papá fue el que me acompaño al primer control con la matrona-

Vicente sonríe mientras mira la foto, yo estoy sentada en sus piernas cuando el me mira y su sonrisa decae.

-Tu estás felíz amor- me pregunta y no puedo evitar volver a llorar.

-Obvio que estoy feliz amor, sabes la muchas veces que intentamos ser papás, pero me duele mucho saber que no podré vivir mi embarazo contigo- Noto como lo que le dije también le afecto a el, puesto a qué sus lágrimas no tardan en salir.

-A mi también me duele mucho amor, nos sabes lo mucho que deseo poder estar para ti en todo momento, cumplir tus antojos, poder acariciar tu vientre cuando crezca y hablarle a nuestro hijo-

Luego de ambos llorar un poco comenzamos a hablar de nuestro hijo o hija, Vicente me decía que quería un niño para que fuera su heredero, y yo lo único que deseo es con que nazca saludable, con eso ya soy feliz.














Al volver de mi visita con Vicente y de asegurarnos que nadie nos sigue, emprendimos camino a la casa de Don Ismael.
El chino era el que manejaba, pues desde la captura de Vicente, Don Ismael lo puso a cargo de mi seguridad y desde entonces me sigue a todas partes.

-Y ya están pensando en nombres- me pregunta Rodrigo.

-Ni creas que le vamos a poner el tuyo- le contesté en broma, Rodrigo y yo nos conocemos desde la prepa y de hecho por el yo conocí a Vicente.

-Ay de seguro si le digo a Vicente se lo pone, se sabe que el me ama más a mi-

-Ya quisieras que alguien te amara-

Así estuvimos molestandonos hasta que llegamos al Rancho de mi suegro. Al bajar se encuentra el esperándome.

-Como está mi niña, como le fue, no le hicieron ningún problema verdad, porque si no me avisa y yo mismo me los quiebro- Me río cuando dice eso, pero en el fondo me siento agradecida con Don Ismael, el desde que se enteró nunca me ha dejado sola, y pa que decirles lo mucho que se emocionó, al ser su primer nieto ya lleno la casa con regalos.

One Shot- Narcos Where stories live. Discover now