Selene
Me bajo de la camioneta de Néstor, el nuevo escolta de mi novio, y a lo lejos escucho música por lo cual me sorprendo, pues el nunca me dijo que hoy habría una fiesta.
Con cuidado camino hasta llegar a la puerta, al entrar el olor a tabaco me inunda las fosas nasales provocándome un leve dolor de cabeza, camino entre la gente y me encuentro con mi cuñado, Alfredo.
-Cuñada que hace por acá- me pregunta con sorpresa.
-Vine a ver al Iván, pero no me avisó que iba a ver fiesta-
-A mi tampoco cuñada, de la nada me dijo que me viniera al rancho y pues me encontré con ésto, pero ya me voy o si no la Elsa se enojara conmigo-
-Me la saludas- nos despedimos con un rápido beso en la mejilla y veo como se va.
Empiezo a buscar por la casa y noto bastantes caras conocidas, al igual que una cantidad exagerada de prostitutas.
Al no encontrar a Iván decido preguntarle
a alguien y nuevamente me llevo una sorpresa al ver a Ovidio en la fiesta, pues se que su relación con los Salazar no es la mejor.
-Hola Ovidio- lo saludo
-Hola cuñada que hace por acá- me pregunta después de abrazarme.
-Vine a ver a tu hermano, pero no lo encuentro-
-Yo lo ví subir cuñada, pero le digo algo, iba con una mujer-
Mi reacción fue de sorpresa, pero a la vez dudando si era cierto o no, se que Ovidio e Iván se llevan como perros y gatos, pero al punto de inventar esto, así que mejor decido subir a comprobarlo.
Me despido de Ovidio y emprendo mi camino a la habitación de mi novio.
Ovidio
Veo a mi cuñada caminar hacia la escalera, lo que le dije es verdad y realmente no lo dije solamente porque odio a mi hermanastro, si no también porque ella me cae bien, y se que no merece el engaño.
A los pocos minutos veo como Selene baja corriendo mientras llora, llamando la atención de los invitados, a los segundos Iván le sigue los pasos mientras le grita que se detenga.
Solo observo la escena con risa, pero el karma llega rápido, y mi cara cambia a una de sorpresa al ver como detrás de ellos baja Priscila, mi ex novia.
Priscila
5 años después.
Hoy me atrevería a hacer algo que debía haber hecho hace muchos años, pero la culpa y la vergüenza no me lo permitía.
Camino hasta la boutique, los recuerdos de ese día me inundan la cabeza y a los segundos las lágrimas se acumulan.
Respiro rápidamente antes de entrar, intentando tranquilizarme.
La veo ahí sentada sonriendo y lo único que puedo sentir es culpa.
-Hola, buenas tardes- Ella me saluda alegremente y cada vez me siento peor, se que si ella lo recordara me odiaria.
-Hola- mi voz sale entrecortada.
-Que buscas- me pregunta y no se que responder, pues realmente solo quería verla y asegurarme de que ella estuviera bien.
-Ehh no se, no vengo con nada en la mente- le hablo, pero no puedo mirarla a los ojos.
-Yo te ayudo-
Llevábamos bastante tiempo hablando y por fin sentía un poco de paz en mi interior, le conté de mi vida y ella me contó de la suya, o de lo que ella pensaba que era su vida.
-Entonces tuve un accidente y perdí la memoria, todo antes de los veinte no lo recuerdo, solo lo que mis padres y familia me han contado- ella me cuenta, y sin poder resistirme empiezo a llorar, ella me mira con preocupación.
-Pris que pasa- cuando me pregunta eso empiezo a sollozar más fuerte, ella me llamaba de la misma manera cuando éramos amigas.
-Nada, solo que hoy tuve un día muy difícil- le invento una excusa y ella me mira con una sonrisa.
-No pasa nada si, te invito a mi casa a tomar algo, para que te sientas mejor, si- me pregunta y asiento, ella siempre ha sido tan buena persona.
Al entrar al departamento de Selene, me sorprendo a ver una cantidad exagerada de flores de distintos tamaños.
-Tienes un admirador ehh- le dijo en broma y ella ríe.
-No se de quienes son, todos los días me llegan-
-Puedo ver- le pregunto.
-Si, mientras iré a preparar la cafetera-
Me agachó a ver la etiqueta de la flor y lo que leo en ella me hace sentir aún más culpable.
"Las rosas que envío son mi voz silenciosa, llevando consigo mi arrepentimiento y amor inquebrantable, en la esperanza de que algún día nuestros corazones se encuentren de nuevo, sin memoria que nos separe."
IAGS.
