confesiones al amor.

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Jace y Alec eran amigos desde hacía años, y compartían la pasión por el entrenamiento con las espadas. Cada día, después de las clases, se iban al patio del instituto, donde había un espacio reservado para practicar. Allí se enfrentaban en duelos amistosos, poniendo a prueba su fuerza y habilidad.

- Eres increíble, Alec - dijo Jace, admirando cómo Alec paraba sus golpes con su espada.
- Gracias, tú también - respondió Alec, devolviéndole la sonrisa. - Aunque creo que podrías ser un poco más cuidadoso.

Jace se encogió de hombros y aumentó la velocidad, obligando a Alec a defenderse. Los dos se miraron a los ojos, con una chispa de complicidad y diversión.

- ¿Sabes? - dijo Jace, aprovechando un momento de pausa. - Hay algo que quiero preguntarte.

- ¿Qué es? - preguntó Alec, intrigado.

- Es sobre Paola - dijo Jace, bajando la voz. - Mi prima.

Alec se tensó y desvió la mirada. Paola era la prima de Jace, una chica rubia y bonita que estudiaba en el mismo instituto que ellos. Alec sabía
sentía algo por ella, pero nunca se lo había dicho.

- ¿Qué pasa con ella? - preguntó Alec, con un tono de frialdad.

- Vamos, Alec - dijo Jace, con una sonrisa sincera. - No tienes que ocultarlo conmigo. Sé que te gusta. Lo he visto en tu forma de mirarla, de hablarle, de sonreír cuando está cerca.

- No sé de qué hablas - dijo Alec, negando con la cabeza. - Paola es tu prima, nada más. No siento nada por ella.

- No mientas, Alec - dijo Jace, acercándose a él. - Sé que la quieres. Y ella también te quiere. Lo sé porque me lo ha dicho.

- ¿Qué? - exclamó Alec, sorprendido. - ¿Paola te ha dicho que me quiere?

- Sí, Alec - dijo Jace, asintiendo. - Y yo también te quiero. Te quiero como a un amigo, como a un hermano. Y quiero que seas feliz. Por eso te lo digo. Porque sé que tú y Paola sois perfectos el uno para el otro. Y porque yo... yo tengo a alguien más.

- ¿A quién? - preguntó Alec, confundido.

- A Clary - dijo Jace, sonrojándose. - La chica pelirroja que está en nuestra clase. Ella me gusta desde hace tiempo, pero nunca me he atrevido a decírselo. Hasta ahora.

- ¿Clary? - repitió Alec, incrédulo. - ¿La chica que siempre está dibujando en su cuaderno?

- Sí, esa - dijo Jace, asintiendo. - ¿Qué te parece?

- Pues... me parece bien - dijo Alec, sonriendo. - Clary es una chica muy simpática y talentosa. Creo que te mereces a alguien como ella. Y yo... yo creo que me merezco a alguien como Paola.

- Entonces, ¿qué esperas? - dijo Jace, animándolo. - Ve y dile lo que sientes. Yo haré lo mismo con Clary. Y luego nos contamos cómo nos ha ido.

- Está bien - dijo Alec, respirando hondo. - Lo haré. Gracias, Jace. Eres el mejor amigo que alguien puede tener.

- No hay de qué, Alec - dijo Jace, abrazándolo. - Tú también eres el mejor amigo que alguien puede tener. Ahora vamos, que el tiempo se nos acaba.

Los dos amigos se separaron y guardaron sus espadas. Luego, cada uno se dirigió hacia la chica de sus sueños, dispuestos a confesar sus sentimientos. Jace y Alec sabían que ese día podía cambiar sus vidas para siempre. Y estaban listos para afrontarlo. Juntos.

Jace se acercó a Clary, que estaba sentada en un banco, dibujando en su cuaderno. Se sentó a su lado y la saludó con una sonrisa.

- Hola, Clary - dijo Jace, nervioso. - ¿Qué tal estás?

- Hola, Jace - dijo Clary, sorprendida. - Estoy bien, gracias. ¿Y tú?

- Yo también, gracias - dijo Jace, buscando las palabras. - Oye, Clary, hay algo que quiero decirte.

- ¿Sí? - preguntó Clary, curiosa. - ¿Qué es?

Jace respiró hondo y se armó de valor. Miró a Clary a los ojos y le dijo lo que sentía.

- Clary, me gustas - dijo Jace, sincero. - Me gustas desde hace mucho tiempo, pero nunca me he atrevido a decírtelo. Hasta ahora. No sé si tú sientes lo mismo por mí, pero yo tenía que decírtelo. Porque eres la chica más bonita, inteligente y creativa que he conocido. Y porque me haces feliz cada vez que te veo.

Clary se quedó sin habla. No se esperaba esa confesión. Miró a Jace y vio la sinceridad en su mirada. Sintió un cosquilleo en el estómago y una sonrisa se dibujó en su rostro.

- Jace, yo... yo también, me gustas - dijo Clary, emocionada. - Yo también te he querido desde hace tiempo, pero nunca me he atrevido a decírtelo. Hasta ahora. No sé si tú lo sabes, pero yo siempre te he admirado por tu valentía, tu habilidad y tu sentido del humor. Y porque me haces sentir especial cada vez que me hablas.

Jace no podía creer lo que oía. Clary también lo quería. Era el sueño hecho realidad. Se acercó a Clary y la besó suavemente en los labios. Clary le devolvió el beso con ternura. Los dos se abrazaron y se miraron con amor.

- Clary, ¿quieres ser mi novia? - preguntó Jace, esperanzado.
- Sí, Jace, quiero ser tu novia - respondió Clary, feliz.

Los dos se besaron de nuevo, sellando su compromiso. Jace y Clary habían encontrado el amor. Y estaban listos para vivirlo. Juntos.

Mientras tanto, Alec se dirigió hacia Paola, que estaba en la biblioteca, leyendo un libro. Se acercó a ella y la saludó con una sonrisa.

- Hola, Paola - dijo Alec, nervioso. - ¿Qué tal estás?

- Hola, Alec - dijo Paola, sorprendida. - Estoy bien, gracias. ¿Y tú?

- Yo también, gracias - dijo Alec, buscando las palabras. - Oye, Paola, hay algo que quiero decirte.

- ¿Sí? - preguntó Paola, curiosa.

Alec respiró hondo y se armó de valor. Miró a Paola a los ojos y le dijo lo que sentía.

- Paola, me gustas - dijo Alec, sincero. - Me gustas desde hace mucho tiempo, pero nunca me he atrevido a decírtelo. Hasta ahora. No sé si tú sientes lo mismo por mí, pero yo tenía que decírtelo. Porque eres la chica más dulce, simpática y hermosa que he conocido. Y porque me haces feliz cada vez que te veo.

Paola se quedó sin habla. No se esperaba esa confesión. Miró a Alec y vio la sinceridad en su mirada. Sintió un cosquilleo en el estómago y una sonrisa se dibujó en su rostro.

- Alec, yo también. - dijo Paola, emocionada. - Yo también te he querido desde hace tiempo, pero nunca me he atrevido a decírtelo. Hasta ahora. No sé si tú lo sabes, pero yo siempre te he admirado por tu lealtad, tu bondad y tu generosidad. Y porque me haces sentir especial cada vez que me hablas.

Alec no podía creer lo que oía. Paola también lo quería. Era el sueño hecho realidad. Se acercó a Paola y la besó suavemente en los labios. Paola le devolvió el beso con ternura. Los dos se abrazaron y se miraron con amor.

- Paola, ¿quieres ser mi novia? - preguntó Alec, esperanzado.

- Creo que eso debes preguntarlo más adelante.- respondió Paola con gracia.

-Creo que si.- respondió Alec.

Alec y Paola habían encontrado el amor. Y estaban listos para vivirlo. Juntos.

Jace y Alec habían confesado sus sentimientos a las chicas de sus sueños. Y habían sido correspondidos. Ese día había cambiado sus vidas para siempre. Y estaban felices de compartirlo. Juntos.

Shadowhunters one shot Where stories live. Discover now