Una división

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Oscuridad y calma.
¿Es esto oscuridad? Quizás es luz.
Quizás no es nada. Solo un vacío.

Un momento en nuestra vida donde no existen los minutos ni las horas.
No existe el amor y mucho menos el odio.

Tu eres yo, yo soy tu y juntos somos nosotros.

Me siento muy tranquilo así.

-¿De que hablas? Tenemos cosas que hacer- dijo una voz dentro de esa nada.

-¿Qué? ¿Hacer cosas? Déjame tranquilo y... ¿De dónde saliste?-

-Pues no lo se, solo se que debemos movernos otra vez-

-No se de que hablas pero regresa a mí de una vez-

-No no, mira todo es azul-

-Azul? Espera, No me jodas deja de hacer lo que estas haciendo-

-Tenemos que comenzar a existir, hay cosas que dejé pendientes-

-No dejaste nada pendiente, estoy feliz con mi no existencia-

-¡Vamos juntos!-

-No.. NO NO NO MALDITO IDIOTA-

Las voces que peleaban en ese vacío comenzaron a bajar como un destello de luz, viajaban rápidamente iluminando parte del cielo.

Nuevamente regresaban a la vida sin saber donde acabarían. Sin embargo, lo que una vez fue una ahora se convirtió en dos.

Dividido para siempre la existencia de esa voz que luego pudo identificarse como femenina se llevó toda la luz.

Mientras que algo masculino y con muchas ganas de existir se quedo con todo lo opaco.

Esos gritos femeninos se alejaron en línea recta, pero una fuerte brisa se llevó hacia la izquierda el tarareo masculino.

Ahora algo similar al vacío se comenzó a sentir.

¿Qué era sentir?
Casi lo habían olvidado.

-Se siente.. bien- pensó esa niña dentro de lo que ahora sería el comienzo de una larga etapa de desarrollo.

Sin embargo, nada pensó el entusiasmado varón.

...

Ahora que las estaciones han pasado y las lunas se hicieron incontables. Los primeros pasos se convirtieron en trotes que daba un ahora llamado..

-RICARDO DEJA DE CORRER, ME ESTRESAS- gritaba una mujer

-Lo siento mamá- dijo un pequeño de 4 años.

Ricardo Samuel Rivera Reyes se llamaba. Pero incluso a esa edad, sentía rechazó por esa R.

Ese entusiasmo por existir había terminado en una madre primeriza por accidente.

Ahora era una espina en la vida de sus padres, un recordatorio de que pudieron ser algo mejor. Sobre todo para su madre.

Lucía bien a los ojos ajenos, nunca sufrió de alguna carencia. Tenía el amor de su esposo pero aun así.. No tenía nada de lo que jactarse.
No había nada de lo que pudiera estar orgullosa.

Ese niño lo había arruinado todo.

Su único consuelo eran los momentos que pasaba al lado de su pareja.

Todo esto lo sabía el niño. Samuel estaba consciente de que no era amado pero no sabía que lo era.
Al nunca conocer el amor y ser siempre ajeno a este, no sabia sentir su carencia.

"Somos"Where stories live. Discover now