10 Inuyasha

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CAPÍTULO 10


En cuanto Yako desapareció en el cielo con Kagome en su lomo, Inuyasha suspiró y se dirigió al Goshinboku.

Al llegar al gran árbol Sagrado acarició el tronco y luego saltó para sentarse en una de sus fuertes ramas, ese árbol le transmitía una gran paz y ahora realmente era lo necesitaba el hanyou platinado.

Volvió a suspirar y miró al cielo con nostalgia.

-Kagome, mi amada Kagome... Fui tan estúpido- Dijo mientras en su mente estaba la imagen del rostro de la joven sacerdotisa.

No había día en el que no se lamentara el haber perdido a Kagome, el no haber valorado su amor sincero cuando lo tuvo y todo por correr detrás de una mujer... O mejor dicho el cadáver de la mujer que amó hace 51 años y es que estaba tan ciego y tan obsesionado con el regreso de Kikyo que no se daba cuenta de que aunque ella siguiera caminando en el mundo de los vivos ya ella no sería aquella mujer que conoció y de la que se enamoró hace medio siglo. La antigua guardiana de la Shikon no Tama y que sobra decir que no era la legítima ya no tendría una segunda oportunidad.

Después de meses lastimando a Kagome con sus desapariciones para buscar a la sacerdotisa de barro y huesos, el hanyou poco a poco fue perdiendo el encanto por su primer amor hasta que simplemente decidió cumplir solamente con su promesa de protegerla, mientras ella siguiera en este mundo.

-¿Por qué no fui más inteligente? Lastimé a la única mujer que me aceptó como hanyou, como humano en mis noches de debilidad, me aceptó aun con mi personalidad de mierda pero quizás esa fue la razón por la que poco a poco sin darme cuenta maté su amor por mí- Otro suspiro melancólico salió de sus labios.

-Fue en este lugar donde nos conocimos, me salvaste de esa flecha qué me mantenía dormido.

Es verdad que nuestro primer encuentro fue para nada agradable pero sería lo mejor que pudo pasar en mi vida- Llevó sus manos a su rostro y soltó una pequeña risa irónica.

Inuyasha se había dado cuenta muy tarde de que a quien amaba realmente era a la futurista y aún tenía fresco el recuerdo del día en que Kagome le dijo que ya había dejado de amarlo.


******FLASH BACK******


Una noche después de que Inuyasha se había marchado a hurtadillas para encontrarse con la no muerta, Kagome salió de su saco para dormir y se dirigió al claro que estaba no muy lejos de donde habían decidido pasar la noche ella y sus amigos, algo que la joven solía hacer cada qué Inuyasha los abandonaba para verse con la mujer que decía amar.

Mientras tanto en la dirección opuesta se encontraba el hanyou con la antigua miko pero él estaba tan metido en sus pensamientos que no prestaba atención a Kikyo algo que realmente sorprendió a la joven muerta.

-Inuyasha, te estoy hablando- Habló la mujer con algo de irritación pues no estaba acostumbrada a ser ignorada por el platinado.

-Oh- Reaccionó. -Disculpa, Kikyo. Estaba pensando- Suspiró mientras dirigía su mirada a la joven.

-Eso es lo que veo, Inuyasha- Se limitó a decir. -¿Qué tan serio es eso que piensas que dejaste de escucharme?- Cuestionó.

-Mira, Kikyo creo que debo ser sincero contigo como siempre lo he sido- Su tono era inusualmente serio.

-Es lo mínimo que espero- Respondió ella.

-Iré directo al grano porque sé que odias que la gente le de vuelta a los asuntos. Lo que pasa es que me di cuenta hace un tiempo de que a quien amo es a Kagome, Kikyo... Lo siento- Musitó pero era claramente escuchado por la mujer de barro.

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