26 En Casa

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CAPÍTULO 26





Tres días habían pasado desde que salieron del campamento cercano al campo de batalla para regresar a la aldea.

Y ahí se encontraban, en la entrada de la misma. Kirara y Sesshomaru descendieron ya que el último tramo del viaje lo habían hecho por aire.

-Al fin hemos llegado- Kagome sonreía mientras su esposo la ponía con cuidado en el suelo.

La joven miko se había recuperado muy bien luego de haber despertado y una noche de descanso.

-Los demás deben de estar esperándonos- Decía Sango con una sonrisa, ella realmente quería ver a su hermano.

-Khe!- Inuyasha bufó levemente y comenzaron a caminar a la aldea.

Sesshomaru no era muy feliz al tener que entrar de nuevo a la aldea pero debía asegurarse que sus cachorros estuvieran a salvo porque si no, Jaken sería el que recibiría su ira.

Kagome rió al notar la expresión de su compañero y tomó su mano para entrelazar sus dedos con los suyos, eso llamó la atención del Lord quien la miró y le dio una casi imperceptible sonrisa apretando más su agarre.

Mientras más se acercaban a la zona de las cabañas todos los aldeanos los miraban y uno de ellos salió de prisa a avisar a la abuela Kaede quien inmediatamente salió de la cabaña en compañía de los niños quienes al verlos salieron corriendo a su encuentro.

Emocionados y aliviados llegaron frente a ellos felices.

-Amo Sesshomaru, señorita Kagome! Estamos felices de verlos a todos a salvo!- Dijo la pequeña pelinegra.

-Sabía que ustedes acabarían con Naraku!- Shippo continuó viendo a Inuyasha y a sus amigos.

-Fue difícil, pequeño Shippo pero al fin Naraku ya no existe- Dijo Miroku a su pequeño amigo.

-Es la mejor noticia- Kohaku decía mientras se acercaba a ellos.

-Ahora solo debemos preocuparnos por lo normal de la época- Kagome sonreía mientras sostenía la mano de Rin. -También debo pedir el deseo a la perla pero antes de eso hay algo que quiero hacer- Miró a sus amigos y luego a Sesshomaru.

La sacerdotisa ojiazul quería ver a su familia una vez más, despedirse de ellos pues sabía que su vida ahora era al lado del gran Lord de las tierras del Oeste y aunque él en el camino le dijo que estaría dispuesto a ir con ella a su época si así lo deseaba, ella no quería obligarlo a dejar a su gente y sus tierras; él había hecho demasiado por ella y por el amor que le tiene y ahora era ella quien debía estar a su lado.

Kagome había decidido vivir en el Sengoku junto a su macho aún si debía dejar a su familia.




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Estaban en la cabaña de Kaede, había estado contado lo que había sucedido durante la batalla.

Kagome relató desde la batalla, hasta el momento en que Naraku hizo una nueva marca en ella, lo que sorprendió a Kaede y a Shippo al enterarse de que Sesshomaru la había marcado y ella a él.

También les contó lo sucedido con ella mientras estaba inconsciente y su encuentro con Midoriko y el enterarse qué no era la reencarnación de la miko de barro si no que era descendiente directa de la creadora de la Shikon no Tama.

Eso aclaraba muchas cosas a parecer de Kaede.

-Sesshomaru y yo iremos a mi tiempo, quiero ver a mi familia y después de unos días, cuando regresemos haremos nuestra ceremonia de emparejamiento- Decía la joven con una sonrisa.

Pureza RobadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora