capítulo 20

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[Narra la escritora]

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[Narra la escritora]

Acariciabas a pelusa dentro de su carriola suspiraste pesadamente al sentir como el sol se filtraba en el centro comercial,tenias varias bolsas y no eran tuyas o eran de Emiko o era cosas para pelusa

Tomabas un café frío mientras escuchabas la risa de las chicas y chicos ya había chicos y chicas de tu edad y para tu suerte no los conocías.

Estabas cómoda viendo a la nada cuando escuchaste una risa familiar detrás de ti a lo cual empezaste a temblar volteando lentamente.

—¿T/n?  —era el señor Hantengu o mejor conocido por ti como el abuelo de de ellos...— ¿Mija eres tú?

—¿Señor Hantengu?...—lo miraste desanimada aun que algo sorprendida— buenas tardes.

Sinceramente nunca te calló bien el señor Hantengu,cuando a veces ibas a su casa varias veces llego a ver cómo eras tratada y en vez de regañarlos cuando tu ibas corriendo hacia el entre sollozos ya sea por algo,siempre justificaba las acciones de sus nietos y no te permitía "molestar" a tu papá por jueguitos inocentes.

—Pero mírate,si ya eres toda una joven adulta —halago analizandote con la mierda— tus rizos si que parecen de oro.

—Gracias señor Hantengu —no querías hablar,la conversación no era cómoda para ti.

Volteaste a tu carreola ya ignorando al señor,ya ni te daba pena lo que pensaría una persona mayor si solamente le dabas la espalda o lo ignorabas,muchos recuerdos te vinieron a la mente.

El señor notó tu actitud y sentias que se molestó y lo notaste cuando se sentó  a lado tuyo frente ti para verte,como si dijera "ahora con más razón no me voy mocosa"

—Me alegra que vayas a comprometerte con mis nietos —dijo de la nada cosa que te provocó un nudo en la garganta.

—No no a de estar muy equivocado porque ni muerta me caso con esos...—te callaste sabiendo a quién ibas a decir eso y aclaraste tu garganta— con ellos,no entiendo quien abra dicho eso.

—Ellos me dijeron,aun que sabes algo, me propusieron que te fueras a vivir  a nuestro hogar,un poco de compañía,siempre estas sola desde que tus padres...ya sabes.

El sonrió y también traía un café pero este era caliente,realmente que el señor te seguía cayendo mal muy muy mal,sabías que prácticamente el tenía sesenta y tres años,esto porque a los diecisiete embarazo a una muchacha pero por buena suerte era rico y el también emprendía su negocios,pero no podías evitar sentir coraje por ese anciano,te sorprendía que pareciera que tuviera menos de sesenta,recordabas que a tus nueve años tenía la fuerza para cargarte a ti y a los otros cuatro que tan sólo de recordarlos sentias un fuerte miedo.

Solo te quedaste callada,ni loca vivirías con esos monstruos aun que seguías siendo menor de edad,ni siquiera ya querías decir más pero tal parece que molestar viene de famila,solo deseabas que Emiko saliera de la tienda y ya se fueran.

𝑳𝑨 𝑪𝑯𝑰𝑪𝑨 𝑸𝑼𝑬 𝑴𝑶𝑳𝑬𝑺𝑻𝑨𝑴𝑶𝑺  (𝑯𝑨𝑵𝑻𝑬𝑵𝑮𝑼 𝑿 𝑻/𝑵) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora