Capítulo 1

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Kiara y yo entramos a la habitación del tailandés junto con él. Los tres nos veníamos riendo de un comentario de mi mejor amiga cuando pasamos a la sala.

Al momento pude observar como los tres Romeos de ella se quedaban, sin descaro alguno, mirándola fijamente.

“Ahora solo falta que comiencen a silbar y gritar como viejos verdes cuando ven a una muchacha guapa pasar por enfrente de ellos” pensé para mí misma.

—Hola— saluda Kiara mientras se va a sentar a uno de los cojines libres de alrededor de la mesa. Para no quedarme atrás, me voy a sentar con ella.

Paso una ligera vista para ver quién se encuentra en la sala aparte de los tres ligues de Kia y, para mí sorpresa, me encuentro con un… un… un buenazo, para qué ocultarlo.

Estaba hablando con Lando, que era como si le hablara a la pared ahora mismo, mientras que jugaba con sus manos, las cuales eran… simplemente perfectas.

No sólo tenía las manos perfectas, sino que sus brazos, sus ojos, sus labios, su nariz, su pelo… Era la definición de la perfección.

Oí como Gasly nos saludaba, pero eso lo ignoro para no desconcentrarme de mis vistas. Pero me fue imposible ignorar el siguiente comentario que nos “regala”.

—Ya iba siendo hora de que llegárais— suelta el francesito. Como yo no soy de callarme las cosas, no me puedo resistir y le contesto:

—Pero si ni siquiera tardamos diez minutos en llegar— le suelto, guardándome un insulto para que Kiara no me mirara mal.

A pesar de haberme comportado y de haber   mostrado la educación que tenía al no llamarle lo que era, mi mejor amiga me miró mal igualmente.

—No empecemos a pelear nada más llegar— comenta. Ya podrían dar gracias a que me había mordido la lengua para no contestar, porque sino ya todo el mundo estaría yendo a la mierda.

Para cambiar de tema, Kia preguntó que a qué íbamos a jugar y ellos dijeron que al Cluedo.

Este juego me aburrió como una ostra. Esto de adivinar se me daba genial, sobre todo cuando había salseo de por medio, pero cuando no lo había era todo un aburrimiento.

Estuvimos un tiempo jugando (el total de tres partidas) y como era de esperarse, yo monté un pequeño espectáculo para darle algo de interesante a la velada que estábamos teniendo:

—¡No puede ser!— digo, notablemente cabreada, cuando Yuki y él gabacho anuncian su tercera victoria. Kiara y yo íbamos a decir lo mismo que habían dicho ellos, pero ellos iban delante nuestra y no nos dio tiempo.— ¡Qué mierda de juego, aquí todo está amañado!

—¿Mierda de juego? Dirás mejor: ¡Que mal se me da perder!— dice Gasly, imitando mi tono de voz.

—Mira, chavalito, ojito con quién te vas a meter— le contesto. De repente siento como alguien me da un codazo y al ver que había sido Kiara, le lanzo una mala mirada.

—Por lo que veo, este juego causa mucho conflicto— dice Lance.— ¿Y si cambiamos de juego?

—¿Cómo a qué? Yo no tengo más juegos de mesa— dice Albon.

—¿Alguna vez habéis jugado a verdad, beso o atrevimiento?— dice Kiara, sabiendo yo perfectamente que ni siquiera lo había pensado.

—Ohh, ¡Sí, sí, sí!— contesto, dando mini saltitos sobre mi asiento.— Ese juego es la definición de mi adolescencia.

—¿Pero qué juego es ese?— pregunta Sargeant.

—¿No sabéis que juego es?— pregunto incrédula.

Perdona si te quiero || George Russell ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora