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batallaba ferozmente con mi katana cortando las maderas del bosque. Mis movimientos? Una cosa de otro mundo.
Fluida y a la vez silenciosa, rápida. tanto así que era imposible denotar cuándo dividía los árboles en dos y no era hasta que estos finalmente se deslizaban y caían en estruendos que la consciencia se hacía cargo.
increíble y poderosa y fuerte Si que lo era.
– la estas sosteniendo como el culo! – la voz desagradable y tonta de un ser masculino sonó en el fondo desconcentrándome.
– ah? – hice una mueca buscándolo.
– aquí arriba – levanté mi vista encontrándome con un pelotudo de traje y lentes – no estás ejerciendo la suficiente presión y el corte no es del todo delicado!
– Y tu eres – cuestione sarcástica.
Bajó sus lentes con el dedo dejando que sus azulejos examinaran mi rostro.
Por qué salió albino y de ojos claros si era japonés?
– Gojo Satoru, el hechicero mas fuerte de la tierra – respondió concreto.
Me reí.
Y el se enojó.
– vale... – ignoré por completo su entrada sintiendo como saltaba de las ramas de los árboles hasta quedar frente a mi empezando a sacarme de quicio.
Odiaba a los acosadores.
– mm? Que pasa, alguna otra corrección que nunca te pedí? – Pregunté irritada.
Era como ver a un niño.
– verás, soy profesor, y es mi deber corregir los errores cuand-
– si, los de tus alumnos, no gente desconocida, con permiso – respondí pasando de él.
Volvió a ponerse en mi camino y temblaron mis ojos.
Padre nuestro que estas en el cielo....
– te me cruzas una vez mas y juro que te-
– que, vas a matarme? Tu? JA! – se rio y podrías jurar sentir algo de saliva en tu rostro – no podrías partirme en dos así uses toda tu fuerza – interrumpió bufando mis advertencias – aunque en tu estado actual apenas estarías cerca de rozar mi bello rostro.
