"Quédate en mis brazos"

4 0 0
                                    

Ha pasado 2 meses desde que le dije que me gusta, hemos salido cada vez mas desde entonces, ha sido mas cariñosa, la verdad, es que me estoy ilusionando con ella, creo que podemos llegar muy lejos y eso me emociona.

Ahi estamos de nuevo, sentado en la banqueta, fumando un par de cigarrillos y tomando coca-cola.

- ¿Te puedo pedir un beso?

- Eres la unica que tiene poder sobre estos labios, es claro que puedes besarme.

No fue cualquier beso, fue mas romantico, tierno, sus labios estaban demasiado humectados, su lengua se ponia juguetona y eso prendia fuego en mi cuerpo.

- ¿Nos vamos a u lugar mas privado?

- Sin duda.

- Pero, espera, antes de eso. Ten esto...

- ¿Que es?

- Un pedazo de mi vida... -- Lo dice con una lagrima en los ojos

- ¿A que te refieres?

- Ya va a terminar el año, estamos a uno dias y lo que quiero es que tengas mi diario.

- ¿Por que me das algo tan importante?

- Por que quiero compartirte una parte de mi vida, es todo.

- ¿Segura?

- Mas que nunca, solo espero que no te aburras. -- Empieza a reir.

- No te burles. -- Rie. --

-- Muchísimas gracias, lo aprecio demasiado. -- Le da un beso en la mejilla roja. --

- Entonces... ¿Nos vamos?

- Por supuesto.

No me habia sentido tan emocionado, ella era tan emocional, muchos creeran que era "intensa" pero eso me encantaba de ella, me fascinaba la idea de que fuera tan abierta con lo que siente, que mujer tan bella.

Se me habia descompuesto el carro por lo que habiamos decidido ir en tren, lo cual era extraño porque ella habia dicho que no viajaba en ese transporte, se sentia rara cuando lo hacia.

- Toma asiento.

- No, gracias.

- Te vas a cansar, digo, no vamos tan lejos, pero no quiero que te canses.

- Bueno...

Pasaban los minutos, todo iba bien, hasta que, vi como Lina no dejaba de mover su pie, tenía la cara agachada todo el tiempo, cuando quería sacarle plática, pero no ponía atención a lo que decía, y de repente, vi como sus uñas arañaban su brazo cada vez más fuerte, no sabía que hacer, pero al ver qué iba saliendo sangre. No me importo si me iba a caer, pero me agache y la detuve, agarre sus brazos y la mire a los ojos.

- Todo estará bien, ten calma.

Solo vi como se le iluminaba la cara, pero a la vez sus ojos querían sacar lágrimas y en todo el camino no dijo nada.

Antes de llegar al destino que ya teníamos planeado, volteo conmigo, corrió a abrazarme y comenzó a llorar.

- ¡Perdóname!
- ¿De qué tengo que perdonarte?
- De lo que paso en el tren. -- suelta un llanto dedconsolador.--
- No paso nada de lo que tenga que asustarme o perdonarte, no hiciste nada malo.
- Siento que te hice pasar un mal rato.
- ¡Hey! -- Le levanta la cara sin dejar de abrazarla. -- No es tu culpa ni la de tu cuerpo, son pensamientos que te atormentan y no tienes porque sentir vergüenza o arrepentimiento, solo trata de no hacerte daño y cuando pase eso, pégame, márcame si no estoy contigo y correré a verte, abrázame, llora en mi hombro, grita conmigo, pero, no te hagas daño, no quiero ver tus brazos o tú cuerpo lastimado. -- Le da un beso en sus heridas. --

- ¿No te molesta?
- ¿Porqué sería así? Me gustas, me gusta tu cuerpo, estoy enamorado de tu persona, si a caso, me da tristeza verte así, pero, estaré contigo hasta dónde tú me lo permitas.

Seguimos abrazados, nuestros corazones se sentían calmados, estábamos en la calle y nada nos importó, éramos ella y yo, lo demás nada importo. Quería llorar, pero, me aguante por ella, para que se sintiera cómoda de sacar todo sentir y lo que la lastimaba, solo quería cuidarla, estar a su lado y nuestros brazos fueron ese lugar seguro donde queremos estar todo el tiempo.




Pelirroja Where stories live. Discover now