❝ but I'm my father's son, so maybe I could fix her. ❞
𝒊𝒏 𝒘𝒊𝒄𝒉 | percy jackson tiene hasta
el solsticio de verano (contados
días) para salvar a su madre, evitar
una guerra olímpica y convencer a
zaida maine para que no se una a
las cazadoras...
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iv. me ofrecen una misión ! ━( SEASON ONE:PERCY ).
Ella estaba recostada casi por completo sobre su cama. Tenía las piernas cruzadas y vestía la clase de ropa que utilizaría alguien cuyo único plan es quedarse a dormir en casa hasta el día siguiente. Su ceño estaba fruncido, pero aunque parecía molesta, sus ojos sólo expresaban tristeza. Cansancio.
Y su única actividad era botar una pelota de tennis contra una de las blancas paredes. Con la clase de expresión que tiene alguien que evade sus problemas.
—¿Zaida?
Ella suspiró, mirando fijamente el lugar de dónde el ruido provenía. La puerta.
Mi amiga, sin reconocerme del otro lado de la habitación, no lucía abrumada. Tampoco asustada, sólo acostumbrada.
La puerta se abrió, y por ella emergió un hombre adulto con un bronceado apenas notable. Me quedé sin habla durante varios segundos. Su cabello, incluso azabache y desordenado, lucía sedoso y apenas rozaba su mentón perfilado. También era propietario de una figura que, honestamente yo sólo en mis sueños tendría y una barba de tan solo un par de días. Giré mi rostro al instante hacía Zaida, que lo miraba con odio desde su cama.
Eran idénticos.
Y ella lo observaba con tanto resentimiento que la escena me descolocaba.
—Zaida. —Volvió a llamar, sólo que ésta vez fue una afirmación. Incluso a mí, su tono dulce me asfixió.
Pero Zaida parecía realmente dolida por el tono empleado: —¿Por qué me haces esto? —Escupió, como si el solo hecho de que el hombre estuviera ahí fuera una calamidad—. Te he respondido ya. Cumplí todo lo que querías que cumpliera. No es necesario.
El hombre se sentó a su lado con un falso (y vago) intento de sonrisa paternal. La tomó por el hombro, haciéndola tensarse.
Quise replicarle, pero en ese momento, yo no parecía tener voz.
—Es la única forma en la que puedes escucharme, hija de Afrodita.
La forma tan... distante en la que su padre se refirió a ella me hizo darme cuenta de que, de alguna forma, ese hombre no era parte de su familia.
—Lo haré —respondió segura. Estaba reteniendo lágrimas con tanta fuerza que su voz salió chillona—. No tiene nada que temer, mi señora. Así cómo se lo hice saber en el solsticio invierno, para el solsticio de verano, juro que estaré entre ustedes.
El hombre la observó con una verdadera sonrisa, que me causó nauseas. No entendí a que se refería, no entendí porqué lo llamó 'señora', así como tampoco entendí porque se veía tan mal al hacerlo.
—De verdad lo espero, señorita Maine —los ojos del hombre brillaron de forma peligrosa e inquietante—. Recuerda que sólo te aceptaré si logras probármelo. Quiero confiar en tus palabras, Zaida, pero he estado viendo tus acciones... tus amistades... tus intereses... no considero que sean precisamente buenos, ni necesarios.
