Solo una vez más-[StraykidsxHoseok]

༻Tierra-X0Y༺

La vida de un prófugo no era muy fácil, siempre tenías que estar alerta para todo, incluso, si deseas comer.

Lo mejor que pude tener en esta vida, fue conocer a una persona, tan amable e inocente, creía que ya no existía ese tipo de persona, el mundo estaba tan podrido que me era imposible asimilarlo. Su sonrisa alegraba mis días, mi existencia misma, porque cada vez que pasaba por allí lo veía tan cansado, pero siempre con una sonrisa para aquellos que lo necesitaban.

Días tras día iba hacia aquella cafetería, donde la esperanza aún quedaba para alguien como yo; me sentaba en la última mesa y esperaba a que él pudiera tomar mi orden.

—Buenas noches, Christopher. ¿Qué vas a comer hoy?_Dijo con una suave sonrisa.

—Lo mismo de siempre. Gracias.

—Bien, lo mismo de siempre._ Bromeó.

Los compañeros de él me saludaron, ya tenía un pequeño espacio en la cafetería. Tomé mi libreta y empecé a anotar todo lo que veía a través de las calles, era como mi pasatiempo favorito. Sin darme cuenta, mi chocolate caliente y mi sándwich de doble queso estaban servidos, alce la mirada y entonces mi mundo se paralizó por milisegundos.

—Christopher._Él pronunció mi nombre con tanta dulzura.

—¿Sí?

—Eh, tengo tiempo libre mañana por la noche, me preguntaba si quisieras salir conmigo._Sus nervios se notaban, pero no más que los míos.—¿Qué dices?

No quería sonar desesperado, pero era imposible. El brillo de sus ojos se desvanecía por mi silencio, mi afligió su expresión, sentí una gran cortada en mi corazón, porque mis palabras no salían y mis pensamientos no paraban de saturarme.

—Sí estás ocupado, lo entiendo.

—Ah._ Quedé de nuevo en las nubes, tenía que reaccionar de inmediato o perdería esta oportunidad con él.—Mañana me parece perfecto._Dije de inmediato.

—¿Enserio!_Se notaba el entusiasmo de salir conmigo.

—Sí._ Afirme con un gran sonrojo en mis mejillas.—Iré por ti a las ocho. Bueno, si quieres, digo, si quieres otra hora por mi bien, no importa._Su dedo índice detuvo el movimiento de mis labios.

—A las ocho entonces.

Estaba tan feliz, al fin tenía una cita con el chico más hermoso que mis ojos pudieron conocer. Debía ser cuidadoso, no podía dejar que nada pudiera dañarlo, en especial, por mi oficio.

No era un asesino, ni un monstruo, solo vendía drogas para aquellos que la necesitaran, nunca obligaba a nadie, ellos mismos venían hacia mí ofreciendo lo último que podían para poder consumirla. La policía me tenía tachado, pero no era la gran cosa comparado con mis otros compañeros.

Sin pensar tanto en lo que hacía, me aliste para ir por él; aquella persona que me cubría de alegría, era mi verdadero propósito para seguir viviendo…