Capitulo 27| Provincia

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Suleymán acarició la mejilla de Ilknur con ternura, sus ojos rebosaban amor, pero sus acciones no demostraban el amor que tanto le profesaba.

— Hakan será enviado a Constantinopla — Ilknur lo observó con sorpresa, esa provincia era muy importante para el imperio además de que producía Buenos ingresos, pero estaba muy retirada de la capital — Partirá en cuatro semanas junto a Mahfiruze.

La pelinegra asintio sin más opciones, su hija debía irse para administrar el harén de su hermano. Confiaba en su hija, pero no confiaba en las demás consortes del Sultán.









— Debes tener cuidado, no cualquier mujer se puede meter en la cama de tu hermano — La bonita joven asintio ante las palabras de su amada madre — No queremos que le pase lo mismo que al Şehzade Ahmed, ¿Verdad?.

Mahfiruze negó de forma efusiva.

— Ni que lo digas, madre.

— Debes escoger una buena mujer para tu hermano, debe ser lo suficientemente inteligente y hermosa, debe ser digna para concebir al primogénito de Hakan.  — una sonrisa se instalo en el rostro de Mahfiruze, ya tenia a la mujer indicada.












— Aysel, la Sultana Mahfiruze desea verte en sus aposentos — la muchacha agradeció y se retiro.

Cuando llegó a los aposentos de la Sultana se le permitió ingresar, sus ojos escanearon todo el lugar. Aysel reverencio a la Sultana Mahfiruze y a la Haseki.

— Sultanas — Su voz era melodiosa.

Ilknur sonrio, le agradaba lo que veía.

— Madre, ella es Aysel Hatun, una esclava Veneciana, no se mete en problemas, es educada, y muy astuta. — Ilknur la escaneó con su mirada, parecía tener esas cualidades. — Además es alguien apegada a las reglas.

— Acércate — La joven acato la orden de la Haseki sin levantar la mirada — Mírame a la cara cuando te hablo.

La joven hizo caso a su orden, su rostro era angelical al igual que su voz.

|La Haseki es hermosa, su belleza supera los rumores|

— No confío en tí — Ilknur fue directa  — Deberás demostrarme que eres la mejor opción para mí hijo, solo así te permitiré acercarte a él.

La joven beso el dobladillo del vestido azúl de la Sultana Ilknur e hizo lo mismo con Mahfiruze.

Las estrellas nunca le mentian, ella sería una mujer poderosa.

—  Gracias Sultana, le demostraré con acciones que le soy devota.












La joven rubia corto un par de flores del jardín con una sonrisa.

— Deberías saber que eso está prohibido — Una voz a sus espaldas la hizo brincar en su lugar.

La muchacha volteo rápidamente, su rostro estaba pálido. El joven frente a ella río divertido al ver la actitud de la chica.

— L..la Sultana Mahfiruze me pidió que cortará algunas rosas para decorar su habitación — se atrevió a levantar la mirada quedando pasmada en su lugar.

|Es un hombre hermoso, y se parece mucho a la Sultana|

— Ah, ya veo. — su mirada analizó a la hermosa rubia que tenía enfrente, sin duda alguna ya entendía porque su hermana lo había enviado a dar un paseo por el jardín.

|¿Así que este es tu plan Mahfiruze?, sin duda alguna acertaste.|

— Ya debo irme principe, la Sultana me espera — La muchacha tomo las flores y se alejó.

Hakan la alcanzó a paso rápido.

— Señorita....

— Aysel, ese es mi nombre Şehzade.

Hakan sonrió.

— ¿La puedo acompañar señorita Aysel? — La joven se sonrojó.

— Sería un honor Şehzade.

Ambos jóvenes se alejaron mientras charlaban de forma amistosa, tenían química.

Ilknur veía todo desde el balcón con una mueca, era difícil para ella ver cómo Hakan había crecido tan rápido.

— No puedo creer que ese estúpido plan creado por Mahfiruze aya funcionado. — rodo los ojos.

Al principio el plan le había parecido tonto, pero luego de ver qué había resultado supo que su hija tenía razón.


«Mahfiruze bebió de su té sin despegar la mirada de su madre.

— Es estúpido creer que Hakan va a caer en este juego — Le había dicho su madre dándole una mala mirada.

La muchacha de ojos bicolores nego mientras reía.

— Madre, tu mejor que nadie sabes que tu hijo es un romántico empedernido, aunque sea tan indiferente — La castaña chillo emocionada cuando su madre le dió el permiso de hacer lo que deseaba.

— Si las cosas no resultan como quieres, tendrás que buscar otra alternativa. — la menor beso la mejilla de su madre causando una leve sonrisa en el rostro inexpresivo de su madre.

Ilknur había cambiado mucho, pero su amor por sus hijos seguia intacto. Ella sería capaz de incendiar todo el imperio con tal de mantenerlos a salvó, y eso lo sabía Mahfiruze.»



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𝗦𝗨𝗟𝗧𝗔𝗡𝗔𝗦 𝗗𝗘 𝗛𝗜𝗘𝗥𝗥𝗢 | ᴇʟ sᴜʟᴛᴀɴ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora