𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 41| RAŞHTA

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Ilknur dobló aquel pasillo en dirección a los hermosos jardines del palacio Rubí. Sus manos acariciaban las flores mientras una paz la inundaba.

Cerca de ella, junto a las rosas rojas, pudo divisar a una angelical mujer, nunca había visto algo igual, sus cabellos eran blancos, al igual que su piel pálida y ojos grises.

— Su majestad — su voz era tenue. — Es un placer conocerla, el príncipe me a hablado mucho de usted. Mi nombre es Raşhta.

La pelinegra se acerco aún anonadada.

— Raşhta , princesa de Babilonia ¿No es así? — La albina asintió con una sonrisa dulce — También es un placer conocerla, princesa.

Amabas mujeres empezaron a caminar por el jardín mientras hablaban de diferentes temas. Luego se retiraron e ingresaron a el Alá de té, la cual estaba ubicada al otro extremo del jardín.

— Me sorprende que Mirza te tomara como favorita. — La joven bebió de su tasa — Ya que el mismo se negaba a tener una.

La joven río dulcemente mientras tomaba una galleta de chocolate.

— Está en lo correcto su majestad, pero tal parece que llegue yo y lo cautive — Ilknur ocultó su sonrisa tras la pequeña tasa.

— Ya veo.

— Así que usted es alguien de pocas palabras ¿Eh? — Ilknur no pudo evitar reír ante la forma en que Raşhta rompía el hielo.

— Que observadora — La joven achino sus encantadores ojos grises ante la ironía en la voz de la mujer frente a ella.

Ilknur dejo su tasa de lado al terminar su contenido.

— Debe sentirse muy orgullosa¿No es así, Sultana?, después de todo a logrado más de lo que cualquier otra mujer a podido — Ilknur la miró con una ceja elevada — Pronto será la madre de dos imperios.

Ilknur golpeo la mesa con su palma, mirando a Raşhta con advertencia.

— Basta Raşhta, está siendo alguien descortés — la joven bajo la cabeza apenada. — Alguien como usted debe saber que está altamente prohibido tocar ese tema tan a la ligera.

Los ojos grises de la joven se cristalizaron.

— Mi madre tiene razón — Apareció Mirza junto a Mahnaz, dándole una mirada llena de desaprobación. — Te tengo apreció pero no te permitiré que hables tan a la ligera sobre ese asunto.

Raşhta suspiro mientras asentía.

— Lo lamento mucho su majestad, disculpe mi osadía — Ilknur asintio dandole a entender que no la castigaría.

Mahnaz fue la primera que tomo asiento con ayuda de su mellizo ante la invitación de su madre a tomar el té.












— Cuídate mucho, hijo mío. — El joven dejo un beso sobre la frente de su madre.

— Prepararé todo para que tú y Hümeyra tengan un viaje seguro. — Ilknur sonrió levemente — Deseo fervientemente que tú estés durante mi coronación.

— Así será. — Ilknur abrazo a Mahnaz — No veremos pronto.

Raşhta reverencio perfectamente en forma de despedida, Ilknur inclinó ligeramente la cabeza, dando a entender que la muchacha no le desagradaba del todo.

𝗦𝗨𝗟𝗧𝗔𝗡𝗔𝗦 𝗗𝗘 𝗛𝗜𝗘𝗥𝗥𝗢 | ᴇʟ sᴜʟᴛᴀɴ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora