"Everytime you're lovin' me"

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2014

Llegar a un lugar desconocido era sin lugar a dudas algo aterrador, aún más cuando desconocías el idioma, o tan solo dominabas algunas frases de este. Eso fue lo que justamente le pasó a Hong Joshua quien en aras de seguir su sueño viajó de un extremo del mundo a otro, atravesó océanos y cambió su zona horaria.

La habitación verde le recibió, y en un parpadeo se vio rodeado de unos cuantos jóvenes que al igual que el deseaban ser el diamante en bruto que la empresa fuese a pulir.

El primero en hablarle fue el líder, un apuesto joven alfa de cabellos negros y sonrisa gomosa, no fue difícil para el mayor de los miembros de aquel grupo de soñadores encariñarse del tímido viajero recién llegado de Los Ángeles.

No fue difícil para Joshua encajar , todos lucían encantados con su presencia y el de orígenes americanos se sentía encantado de ser aceptado por ellos.

Sin embargo, hubo un encuentro que marcó la diferencia, tras la entrada de un despistado adolescente el de ojos similares a los de un ciervo juró ver como la habitación se oscurecía y el recién llegado brillaba.

Como un imán fue atraído al desconocido que le resultaba tan familiar, fue casi natural su acercamiento, y algo en su corazón se agitó, intercambiaron sus nombres, sonrieron el uno al otro, ese tan solo fue el comienzo del turbulento vuelo el cual Joshua abordaría.

Bajo la luz de la luna ambos lloraron cuando creían fracasar, bajo la luz del sol ambos gritaron presos de euforia al triunfar en cada prueba al dejar en estas su sangre, sudor y lágrimas.

Sus días estaban llenos del nombre de aquel muchacho al cual se había aferrado como náufrago a una balsa.

Joshua sólo se dejaba llevar por sus instintos, siguiendo de un lado a otro a Jeonghan, tomándolo descuidadamente de la mano, entrelazando los dedos de ambos. Atreviéndose a besar la mejilla del mayor cada mañana cuando se veían. Muchos del grupo comenzaban a hablar acerca del constante acercamiento entre los recién llegados quienes siempre parecían encerrados en su burbuja.

Fue en una fría mañana de diciembre cuando Jeonghan percibió sus ropas cubiertas de un fuerte aroma parecido al de los malvaviscos con un toque de galletas, juró que podría enloquecer por el dulzor y como ansiaba de repente probar un smore. A su lado estaba Joshua quien tímidamente se ocultaba en el espacio entre su cuello y su hombro refugiándose del frío.

Por su parte Joshua sólo podía embriagarse con el aroma a Nueces que emanaba el mayor, haciéndole sentirse seguro, reduciendo la distancia entre ambos.

Como una ráfaga de viento la lucidez azotó la mente del mayor de ambos. Joshua se estaba presentando como omega y el como alfa.

El de angelicales facciones no era un tonto como para no suponer lo que pasaría por la mente de los managers.

Uno de los dos tendría que someterse al alfa de su grupo, si no era Joshua, lo enviarían a él, ambas ideas le desagradaban, no porque el líder no fuere atractivo o no fuera buena persona sino porque le veía como un amigo e incluso un hermano.

Jeonghan tenía cierta idea de lo que la empresa planeaba hacer con él al recomendarle dejar crecer su cabello e incluso cuidar al máximo su apariencia. Querían que fingiese ser un omega, maldijo entre dientes y no pudo constatar el momento exacto en el cual arrastró al omega extranjero a su habitación encerrándolos a ambos en ella.

Joshua no entendía lo que sucedía su mente tenía una sola palabra en mente la cual no era más que el nombre del de apellido Yoon.

Tanto que no prestó atención a aquel repentino cambio de temperatura, pasando del frío de la habitación verde a lo cálido del cuarto de Jeonghan.

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