tres; gorgeous. m.r

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Valentina miró a su novio y sonrió dejando un beso en sus labios. —Voy al baño, ya vengo.

—No te pierdas —Felipe sonrió divertido y rápidamente soltó la cintura de su novia.

La morocha entró a la gran casa de su novio, y esquivó a la mayor cantidad de gente posible intentando dirigirse al baño del cuarto del chico. Felipe había decidido hacer una gran fiesta en su casa en festejo por su cumpleaños, invitando a los actores con los que había trabajado, a sus amigos y a sus respectivas parejas. Al ser casi las 5 de la madrugada, la gente estaba cada vez más alcoholizada, dificultandole el paso a la más chica, aunque finalmente logró llegar a la escalera la cual subió rápidamente hasta encontrar la habitación de su novio.

Entró y se dirigió al baño, cerró la puerta y se miró en el espejo notando sus ojos rojos producto de la marihuana que había consumido hacía unos pocos minutos.

—Mirá este pelo —la morocha rió e intentó peinar su cabello dejándolo lo más prolijo posible.

La puerta fue abierta y Valentina pudo ver por el reflejo del espejo como Matías ingresaba al baño y cerraba la puerta detrás suyo.

—Estás re china —el castaño sonrió y se dirigió al inodoro en donde desabrochó su pantalón y comenzó a orinar.

Valentina rápidamente corrió su mirada y se sentó de espaldas al actor. —¿Qué hacés en este baño?

—Pipe me dijo que podía pasar. Y como te vi acá solita te quise hacer compañía —respondió después de tirar la cadena y lavar sus manos. El castaño se sentó con su espalda apoyada en la pared y de frente a la chica.

—¿Por qué me miras así? —Valentina sonrió sin notar lo que causaba en el contrario.

—¿No te puedo mirar?

—Podes mirarme todo lo que quieras.

La tensión aumentó notablemente y Valentina recordó a su novio. Ese lindo chico de ojos azules la estaba esperando en el piso de abajo, y si realmente lo amaba tenía que borrar esos pensamientos que inesperadamente la habían azotado. Su mirada viajaba desde los ojos de Matías hacia sus labios, luego a sus manos en las cuales resaltaban sus venas, y por último a su cuello. Tan fino y delicado que le daban ganas de saltar a besarlo.

La castaña sacudió levemente su cabeza y se levantó con la intención de irse, pero Matías fue más astuto y en un rápido movimiento, se levantó y estampó el cuerpo de Valentina contra la pared, para luego besarla desenfrenadamente.

La más baja no supo por qué, pero la imágen de Felipe se había borrado completamente, y no dudó en subir sus manos a la nuca del chico mientras intentaba pegar sus cuerpos lo más posible. Matías se separó con su respiración agitada y sin dudarlo, trabó la puerta y volvió a besar a la contraria mientras sus manos viajaban por el cuerpo de la chica.

Lo que pasó esa noche fue un secreto entre ambos jóvenes. Luego de arreglar sus ropas y limpiar su transpiración, ambos salieron del cuarto y bajaron nuevamente a la fiesta con sus respectivas parejas. Valentina no iba a negar que al besar los labios de su novio, abría levemente sus ojos y le lanzaba miradas a Recalt, quién hacía lo mismo con su pareja.

Los meses habían pasado, y Valentina no podía sacar a Matías de su cabeza. Se sentía culpable, sabía que su novio no se merecía que ella lo besara y pensara en alguien más, pero le era inevitable.

Era sábado a la noche. Los días calurosos de enero llegaban lentamente a Buenos Aires, y sus pocas ganas de salir a bailar se hacían notar.

—¿Segura que no querés venir? —Felipe preguntó por cuarta vez mientras dejaba pequeños besos en los labios de su novia.

𝙬𝙤𝙣𝙙𝙚𝙧𝙡𝙖𝙣𝙙 | 𝙡𝙨𝙙𝙡𝙣 (𝙘𝙖𝙨𝙩) 𝙤.𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora