𝙬𝙤𝙣𝙙𝙚𝙧𝙡𝙖𝙣𝙙 | 𝙡𝙨𝙙𝙡𝙣 (𝙘𝙖𝙨𝙩) 𝙤.𝙨

cuatro; all too well. e.k

Luz entró a la casa de Agustín junto a su hermano, y ambos comenzaron a saludar a todos los presentes con un beso en la mejilla. La castaña sonreía tímidamente, y a todos les generaba ternura ya que apenas tenía 18 años, pero aún la veían como esa nena dulce de 15.

Al llegar a Esteban, sonrió aún más, pero el hombre solo dejó un casto beso en su mejilla y una caricia disimulada en su cintura.

—¿Todo bien, peque? —Luz odiaba que el mayor la llamara así, sin embargo sonrió y asintió.

—Bien, ¿y vos?

—Muy bien, por suerte —el actor levantó su mirada notando que nadie los veía, y con disimulo acercó su boca a la oreja de la chica—. Me encanta como te queda este vestido.

El susurro del hombre provocó que la castaña sintiera sus piernas flaquear, sus pestañas revolotearon y sus mejillas se tiñeron de rosa.

—¡Kuku, trae las birras! —el grito de Enzo hizo que Esteban se alejara de su amante y entrara nuevamente a la casa.

Luz se acercó a su hermano y se sentó junto a él, comenzando a entablar una conversación con Matías y su novia, quién también le halagaba su lindo vestido rosado.

—Rey, dejá de mirar a mi hermana así —el comentario de Francisco hizo que Luz sintiera el agua trabarse en su garganta.

—¿Qué decís, boludo? Podría ser mi hija —respondió el mayor a la defensiva.

—En realidad no —Juani respondió confuso, pero el golpe que le dio Esteban en su rodilla lo hizo callarse.

—Te estoy jodiendo, Kuku. Mi nena es chiquita todavía, y más para vos —Francisco abrazó a su hermana y esta sonrió dejando un beso en la mejilla de su hermano mayor.

La noche iba tranquila, algunos se encontraban dispersados en distintos grupos alrededor del patio. Hablaban, bebían, algunos seguían comiendo y otros fumaban en una esquina.

Luz notó como Esteban le hacía una seña disimulada, para luego entrar a la casa. La castaña esperó unos segundos y luego de avisarle a su hermano que iría al baño, entró a la casa en busca de su amante, quién la esperaba en el baño del segundo piso.

—¿Qué pasó? —la menor sonrió tiernamente mientras cerraba la puerta detrás suyo.

—Te quería ver a solas. ¿Qué? ¿No puedo? —el rubio se acercó a ella con una sonrisa pícara.

—Obvio que podes verme, cuando vos quieras —respondió ella acercándose al mayor.

Esteban tomó su cuerpo pegándola a él, para luego acercarse y devorar sus labios. El beso era desesperado pero delicado al mismo tiempo. La ternura de Luz era algo que Esteban odiaba, pero no podía exigirle menos sabiendo que ella era 14 años menor que él. Ambos se gustaban de maneras distintas, pero con la misma pasión.

—¿Fran sospecha algo? Me pareció raro el comentario de antes —Esteban habló apoyándose en la mesada y acomodando el cuerpo de la castaña entre sus piernas.

—No creo, yo no hablo de vos con él.

—¿'Con él'? ¿Hablas de mí con alguien más?

—Le conté a las chicas. Nanu y Mía —Luz notó como el semblante del mayor cambiaba rotundamente ante la mención de sus mejores amigas—. ¡No dijeron nada malo! Solo que tuviera cuidado. Vos les caes bien.

—No me importa, Luz. Habíamos quedado en que no le contábamos a nadie. ¿Vos no te das cuenta del quilombo en el que me podes meter si se enteran que cogemos? —el tono frío de Esteban casi hizo temblar a Luz.