Capítulo 30

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Los días avanzan rápidamente, trabajar en la taberna me tiene ocupada y hace que mi percepción del tiempo sea distinta en comparación a todas las horas que me pasaba antes encerrada sin nada que hacer.

Antes de que me de cuenta mi ultimo dia de prueba en la taberna ha llegado.

Llevo todo el servicio ansiosa, no puedo parar de pensar en lo que opina Ralph, en si cree que es una buena idea contratar o si al contrario, mis días aquí se han terminado.

—Cuidado, Celeste—Me dice Castiel cuando vuelvo a tropezarme con la misma tabla del suelo con la que me he tropezado ya varias veces hoy.

—Eh, sí, cierto, la tabla—Murmuro y dejo los platos en la barra.

—¿Va todo bien?—Pregunta. —Estás siendo extrañamente torpe.

—Todo bien—Asiento y como me mira sin acabar de creerse lo que le digo, le sonrío, pero eso parece hacer saltar sus alarmas pues no tarda en agarrar mi muñeca y guiarme hacia la planta de arriba.

—¿Me vas a contar que te pasa?—Pregunta al cerrar la puerta. —Estás actuando de una manera muy extraña.

—No es nada—Respondo. —Solo estoy nerviosa—Digo y él me mira con curiosidad. —Ralph va a decirme hoy si me contrata o no y eso realmente podría cambiar el rumbo de mi vida—Lo miro.

—Es normal que estés nerviosa, pero necesitas calmarte, si sigues así romperás algún plato y a Ralph no le gusta que se rompan los platos—Me dice.

—Sí, tienes razón, perdón.

—No me tienes que pedir perdón—Niega. —Solo intenta calmarte, ¿de acuerdo?

—De acuerdo—Murmuro.

Me aparto de él para ir hacia la puerta pero en un movimiento ágil me atrae hacia él de nuevo y siento como sus brazos rodean mi cuerpo, abrazándome, lo que me hace soltar un suspiro de alivio.

—Estoy seguro de que Ralph te va a contratar y eso hará que puedas salir de ese sitio de mierda.

—No puedes estar seguro de eso Castiel—Murmuro.

—Pues lo estoy—Dice y sonrío levemente antes de apartarme de él.

—Hora de volver—Comento y él suspira. —No seas dramático—Añado se ríe antes de seguirme hacia abajo, para así seguir atendiendo a los clientes.

Sigo atendiendo a los clientes, a lo largo de la jornada Ralph se asoma un par de veces, observa y después vuelve a su despacho, sin decir nada.

Estos días he intentado dar lo mejor de mi, pero hoy estoy realmente nerviosa y eso me hace moverme de un lado al otro sin parar, intento atender al máximo número de clientes en el mínimo tiempo posible, en un intento de demostrarle a Ralph que soy una buena opción para su negocio.

—Castiel—Murmuro alarmada al escuchar las famosas trompetas que suelen anunciar la llegada de algún miembro de la realeza.

—Entra en la cocina—Me dice y yo asiento para hacer lo que me dice.

—Hola Arthur—Murmuro cuando el cocinero me mira confundido, pero antes de darle tiempo a decir nada, me asomo con cuidado desde la puerta, para ver qué está pasando.

Veo a Castiel a lo lejos, junto con un montón de guardias reales y entonces entra el Príncipe.

—¿Otra vez?—Murmura Arthur, que ha decidido dejar lo que estaba haciendo para observar el exterior de la cocina, junto a mí.

—¿Viene muy seguido?

—De vez en cuando—Responde. —Aunque no entiendo que es lo que se le ha perdido aquí, ¿no tiene donde tomarse algo en su lujoso palacio?

Corazones RealesWhere stories live. Discover now