˚₊‧꒰ა Capítulo 20 ໒꒱ ‧₊˚

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˚₊‧꒰ა LALISA MANOBAL ໒꒱ ‧₊˚

Caminé por mi empresa, revisando el lugar. Era algo de lo que se encargaba el guardia, pero hoy lo estaba haciendo yo. Pasee por la sala de prácticas, tal vez con la esperanza de encontrarme a Jennie ahí, pero no fue así.

Seguí caminando hasta la cafetería de la empresa, y cuando estuve a punto de regresar, vi a una Jennie descansando su cabeza sobre la mesa. Miré a los lados y caminé a paso silencioso hasta llegar a ella, habían lápices regados por la mesa y un dibujo que resaltaba. Fruncí el ceño y lo miré desde mi lugar para no moverlo y despertarla.

—Así que esto es lo que te gusta, Rosé no se equivocó —murmuré.

Me puse en cuclillas y quité mechones de cabello de su rostro, los cuales en cualquier momento le molestarían. Me preguntaba como alguien podía verse tan atractiva, solo durmiendo, luciendo igual de hermosa cuando sus ojos están abiertos, me parecía alguien irreal, fuera de este mundo. Jennie tal vez lo sea.

Me seguía preguntando el porqué bailaba, si lo que verdaderamente le gustaba era esto, plasmar su arte, sus sentimientos en una hoja de papel. Seguí acariciando su mejilla, su piel suave y tersa bajo mis dedos. Estaba perdida en lo que a ella respecta, sus labios entreabiertos, sus mejillas sonrosadas, algo en Jennie me jalaba como un imán.

Yo no era yo cuando estaba con ella, o tal vez si era yo misma, pero con la obvia diferencia de que siempre intenté ocultar esa parte de mi personalidad, fingir que no era así solo para llenar las expectativas o como caparazón, me percaté que con Jennie estoy empezando a descubrir verdaderamente quien soy.

Era contradictorio, porque siempre que eso ocurría lo único que deseaba era alejarme de ella, no buscar más cercanía, tenía miedo de que las cosas se pusieran de cabeza, mi familia y las personas en general pondrían el grito en el cielo. Esto no puede ser posible, y yo no puedo estar teniendo sentimientos por ella.

Jennie abrió los ojos y se espantó al verme, yo me alejé de golpe y recuperé mi postura. Ella me miró confundida, como si no reconociera el lugar ni el porqué está en él, sigue desconcertada.

—¿Qué hago aquí? —se restregó los ojos—. ¿Y qué hora es?

Me arreglé el flequillo, —Es tarde. Venía a despertarla, usted no debe de estar en mi empresa a esta hora. Recuerde que es mi empresa, y después de las diez todos deberían de estar fuera de aquí.

Ella asintió, —Perdone, Señorita Manobal, no era mi intención. Me distraje, es todo.

Su ánimo no parecía el de querer pelear, su voz estaba apagada y su mejilla marcada por dormir de ese lado por tanto tiempo. Yo me mantuve a una buena distancia, no quería que sospechara que estuve mirándola dormir, porque es adictivo hacerlo.

—Lo hace muy bien —hablé.

—¿Mentir? —se mofó—. Tranquila, lo de su empresa fue sin querer.

—No, hablo de dibujar, me gusta —aclaré—. Está hermoso ese dibujo.

—Muchas gracias. Pero no es lo importante ahora, llamaré un taxi —buscó su celular—. Mierda, no sé como pude quedarme hasta tan tarde.

—Deje eso, yo la llevo —afirmé–. Ya casi me iba.

—No es necesario, permítame llamar un taxi.

—En realidad, Señorita Kim, yo quería que usted fuera a la sala de prácticas conmigo —sugerí.

Quitó la vista de la pantalla de su celular, para mirarme con una expresión interrogativa.

Confess To You. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora