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El beso era desesperado, pero tierno. Sus bocas se complementeban y con solo verlos cualquier persona pensaría en ambos como dos amantes que no se habían visto en mucho mucho tiempo.
El beso transmitía un mensaje dudoso, pero claro: "Te amo".
Mensaje que la chica decidió tomar con pinzas, lo último que quería es salir lastimada de nuevo. Ace ya... el técnicamente ya había muerto, y de algo estaba segura: Si el volvía a irse, ella dudaba poder volver a disfrazar su dolor.
No mostró su dolor cuando llegó al mundo de los chicos, por el simple hecho de que no tendría sentido para Luffy, no quería preocupar al pequeño azabache, y para no tener que mentirle con palabras, se trago su dolor y simplemente puso una sonrisa en su cara. Claro, mentir era lo que mejor sabía hacer.
Ninguno quería romper el beso, hasta que la chica en un golpe de realidad y en busca de respuestas decidió hacerlo.
— ¿Cómo estoy aquí?¿Me morí?¿Que es este lugar?— Tenía demasiado en su cabeza, desde preguntas respecto a su paradero, preguntas para Ace, y preguntas para si misma también.
¿Que sentia por el? Ese beso le había gustado. ¿Estaba bien?¿Había alguna forma de revivirlo?¿El de verdad la amaba? Esa última era la que más la torturaba.
El pecoso soltó un gran suspiro, para después reír un poco de manera silenciosa.
— (T/n). ¿No crees que antes de comer un par de bolitas de colores deberías de preguntar que son?— Se burlo el.
—¿¡Qu-que!?¿¡De que hablas!?— Pregunto avergonzada.
—¿Enserio? Jajajaja ¿Ni siquiera pusiste atención?¿Solo te las tragaste y ya?— Ace siguió riendo, mientras ella agachó la cabeza avergonzada y sonrojada.
«Ah. Esas bolitas» Pensó.
En ese momento ni siquiera había puesto especial atención a lo que era, y aunque si trato de preguntar, al escuchar a su tatarabuela (para acortar) gritarle que se las comiera, simplemente lo hizo. No tenía interés en que la diosa empezará a fastidiarla, no estaba de humor.
Ace seguía riéndose escandalosamente, poco le faltaba para tirarse al suelo. Se acercó sigilosamente hacia el y le dió un "pequeño" golpe en la cabeza.
—¡Deja de burlarte de mi!— Le grito sonrojada.
—¡Auch!¡No me pegues si me duele!
— Pues a la próxima piensa mejor antes de reírte.— Le reclamo completamente avergonzada.
— Está bien, está bien.
La chica respiro ondo para tranquilizarse y organizar un poco sus pensamientos.
—Bueno. Entonces responde.— Declaro.
— No estás muerta, como te dije que Gea y Kronos me ayudaron, y le encargaron a Afrodita que te diera las bolitas. Una era para traerte aqui, la otra no tengo ni idea.
