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Me despertaron unas gotas de agua que caían sobre mi rostro

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Me despertaron unas gotas de agua que caían sobre mi rostro. Era Poché la que hacía esa acción de lluvia sobre mi cara, se sintió un poco molesto debo admitir, pero ella estaba sonriendome así que lo dejé pasar.

- ¿Pasa algo? ¿Hay algún problema?- reintegrándome estaba después de mi siesta.

Hacía mucho calor, la verdad es que estaba empapada en sudor y me cuestiono cuanto tiempo ha pasado realmente. Ella se ve fresca y descansada, en cambio yo me veo de lo peor y me siento pegajosa de sudor.

- No pasa nada, tranquila, lo que incide es que ha pasado la hora de cenar y ayer no lo hiciste. Aún está tibia la cena, y le he dicho a Marta que mandara a traer agua.

- Estoy sorprendida- admití- no era necesario que hicieras eso.

- Lo era, es lo menos que puedo hacer.

- Gracias, Poché- le dediqué una gran sonrisa y ella me la devolvió. Me gusta pronunciar su nombre- ¿Por qué hace tanto calor? ¿Tú también despertaste en la misma condición que yo?

- Casi. Quizá estás enfermando realmente, será mejor que te des un baño y te cambies, yo he tomado uno y estoy como nueva- dio una vuelta, demostrandome estar en perfectas condiciones- O puede que sea algo que soñaste, cuando tengo un sueño malo suelo despertar es una situación igual a la tuya.

- No recuerdo haber soñado tal cosa. Te doy toda la razón, será mejor que me dé un baño.

Me puse de pie con rapidez, pues ya no soportaba estar en mi propia piel. Sentí un leve mareo de la nada, provocando que casi me vaya de boca. De no ser porque Poché me sujetó estaría con varios dientes menos.

- ¿Todo en orden?- preguntó con notoria preocupación, a lo que yo asentí en respuesta.

La miré atentamente unos segundos, detalle su rostro, mi vista estaba tan clara que pude ver sus facciones con calidad. Descubrí que tiene una marca de herida casi invisible en su barbilla y al juntar los labios se marcan leves lineas alrededor de su boca.

Detuve mi exploración no deseada, ella llama mucho mi atención y no pude evitarlo. Dirigí mi caminar al armario a buscar otra muda de ropa. Ya quedaban pocas mudas y no sabía cuanto tiempo íbamos a durar en alta mar, lo que significa que teníamos que lavarlas cuanto antes. Ya en el baño noté que la toalla que había usado anteriormente estaba casi seca, despoje mis vestiduras para meterme a bañar. El agua fría recorriéndome el cuerpo fue como un alivio, como saciar la sed de días o calmar el hambre de años, me da la lucidez que necesitaba. Me tomé mi tiempo, lavé la toalla que usé anteriormente y me puse la que estaba seca, quedando de nuevo esa deformidad en mis caderas. Terminé de abotonar la camisa y seque un poco mi cabello, tratando de peinarlo con mis dedos.

Apenas mi presencia se hizo presente en la habitación la busqué con la mirada. La encontré sentada en el sofá que ahora jugaba el rol de ser mi cama con lo que supongo era mi cena en sus manos.

Mar Dorado (Adaptación Caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora