Capitulo 23 - Sueños

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Se encontró agitada en su cama. Su piel estaba sudada, su corazón latía con frenesí y su entrepierna. Yelena llevó sus manos a su centro, sintiendo la calidez que emanaba el mismo.

¿Por qué se encontraba mojada por soñar con ella?

Desde que vio sus ojos azules habían quedados grabados en su memoria y aquel sueño húmedo, aunque no lo recordaba, sabía que tenía que ver con ella pues en su mente se mantuvieron los ojos azules y la sonrisa coqueta que le regalaba la mujer de piel pálida antes de comenzar todo.

Yelena suspiró, pensando que no había sido más que una estúpida coincidencia. Kate le había coqueteado un poco y quizás eso había alterado un poco sus hormonas, nada más, era totalmente normal soñar que una mujer te hace venir... ¿cierto?

- ¡Buenos días, pequeño gorrión! - Cuando Yelena despertó a la siguiente mañana no le sorprendió sentirse cansada, pues la mujer de ojos azules era recurrente en sus sueños y eso la hacía despertar de forma precipitada - ¿Dormiste bien?

- No, fue una tortura dormir.

- Ah, ¿sí? - Wanda preparaba el desayuno. Ella comenzó a negar con sus manos a su mejor amiga, que ignoró las señales y solo la miró extrañada - ¿Y qué te quitó el sueño?

- No lo recuerdo.

- Ya veo - El interés de Wanda fue tanto que le hizo una señal a Pietro, chasqueando sus dedos antes de señalar la sartén en la estufa, indicándole sin decir una sola palabra que se encargara el de continuar con el desayuno - Y esos sueños que no te dejan dormir... ¿Son pesadillas? -Yelena solo negó con su cabeza, abriendo el refrigerador para sacar una jarra de jugo - ¿Sueños sexuales, quizá? - El hecho de que Yelena casi deja caer la jarra hizo que Wanda sonriera, percatándose de que fue eso lo que la mantuvo despierta - ¿Eran muy candentes o-

- Ugh definitivamente no quiero tener idea de los sueños sexuales de la rubia - Se quejo el mayor sirviendo la comida en los platos con asco

- Oh, pero yo sí - La mirada que le dedicó el peliblanco y el cómo Yelena se ahogó con su jugo causaron que ella soltara una pequeña risa - ¿Estás celoso, Pietro?

- ¿Estas loca hermana? La conozco desde que era una niña

- ¿Y que? Las personas maduran... bueno, tu no pero los demas si

Sin prestar atención a la nueva discusion de los gemelos, Yelena comenzó a comer mientras revisaba su teléfono celular, observando con interés lo que hallaba en sus redes sociales y sintiéndose extrañada de tener en ella personas que no recordaba conocer.

Dejando los platos con cuidado en su lugar, caminó escaleras arriba, tratando de no hacer mucho ruido. Terminó de arreglarse antes de marcharse a dar un tranquilo paseo y momento de tiempo a solas para ella misma.

Sin embargo, cuando recibió una llamada en la noche de Kate y se encontró con ella en el parque cercano a su escuela, Yelena fantaseo con volver a ver aquellos ojos azules que la miraban de forma intensa desde que se encontraron.

- Así que... ¿Lucky va al baño cada treinta horas o algo así?

Soltando una pequeña risa, Kate se agachó, liberando la correa del collar que tenía puesto el perro para dejarlo correr con libertar por el lugar.

- No... pero hay otras personas que se encargan de pasearlo además de mí.

- ¿Ah sí?

- Sí.

- ¿Algún amigo? ¿Tu novio?

Kate la miró por unos segundos en silencio y Yelena pensó que había hablado más de la cuenta, entonces la tierna risa de la pelinegra la hizo sonrojase un poco. Sus ojos azules se fijaron en los suyos y los labios; pintados de un rojo intenso; de Kate se curvaron en una pequeña sonrisa.

Mi Humana Favorita (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora