𝟬𝟮﹕ascensor.

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beomgyu cree que el hecho de que el ascensor funcione en un edificio como este es demasiado bueno para ser verdad cuando al menos en el noventa por ciento de los apartamentos este está dañado, como casi cualquier vaina en venezuela. pero no todo es perfecto, claro está.

— esta mierda sí de tarda. — murmura mirando la pantallita que marca los números de los pisos, y que parece cambiar a la velocidad de matusalén. soobin se da cuenta cómo no deja de golpear su pie contra el piso, impaciente. esto es como la cuenta regresiva, en cualquier momento él va a explotar ahí mismo.

— pero qué vaina contigo— beomgyu le mira, y nada más frunce el ceño cuando lo ve sonriéndole. —, te dije que bajemos por las escaleras. ¿qué son tres pisos?

— me duelen los pies, conchale. te lo he dicho como ochenta veces. — mirando sus zapatos, no se da cuenta cuando soobin pone los ojos en blanco. — si quieres adelántate tú. total, esta vaina seguro no aguanta los cien kilos que te cargas encima.

chasquea la lengua y le desordena el cabello. — gafo. te espero allá bajo, llega hoy.

— vete, vale. — lo ve bajar las escaleras y, en un momento, está solo. el silencio del pasillo es fastidioso y da burde miedo. pero en ese momento el único miedo que beomgyu puede sentir es ese de que el ascensor no llegue y que de tanto esperar le salgan raíces.

vivir en el cuarto piso de un edificio de piche doce pisos no era tan fastidioso como debería, pero beomgyu es burde impaciente y parece un niño chiquito. por eso, cuando por fin ve el cuatro rojo brillando en la pantalla, casi que se pone a dar brinquitos como el propio gafo ahí mismo.

las puertas, difícilmente, se abren y él está a puntico de meterse, pero no lo hace. y es que, de pana, la última persona que él se habría imaginado encontrarse en el ascensor sería el chamo que por poco le cae a coñazos en su turno de noche en el farmatodo hace un par de noches ya. el silencio es tal que beomgyu quisiera morirse ahí. se paraliza, como el gafo que siempre ha sido.

— ¿entonces, cajero? ¿vas a quedarte ahí o te vienes? — habla cuando las puertas del ascensor están a punto de cerrarse y mete el pie para que se mantengan abiertas para él. beomgyu no dice nada. entra al ascensor hecho el loco, ignorando que el hecho de que se acuerde de él le da un poquito de pena.

cuando finalmente las puertas se cierran, beomgyu se pregunta por qué coño de la madre ese ascensor es tan lento y tan chiquito (como taehyun en informática). siente que está metido en una caja de toblerone y toma mucho aire para no pensar demasiado al respecto. cree que el espacio entre él y el pelinegro es demasiado estrecho. se recuesta en una esquina buscando distraerse.

— no sabía que vivías aquí. — pero es que este cabeza 'e huevo no puede quedarse callado. su papá siempre le había dicho que él nació con la lengua pelada. ahora entiende por qué soobin dice a cada rato que provoca meterle un coquito, porque hasta a él mismo.

— mhm. — es lo único que le dice. beomgyu ve de reojo como nada más está en su teléfono, piensa que de seguro está jugando candy crush para no tener que cargar con el silencio, él también lo haría si pudiera. pero su perolito apenas sí recibía llamadas, y eso es si tenía suerte.

suspira, apenas van por el segundo piso cuando comienza a sentirse más tranquilo. pero de repente la vaina esa se para y beomgyu casi que no cae de largo a largo ahí. el pelinegro parece asustarse un poquito también.

— ¿qué pasó? — beomgyu, más arrecho que cagado, presiona una y otra vez el botón de planta baja. comienza a desesperarse cuando este no responde, aunque quiere fingir que no.

— se paró esta mierda. — murmura, le pega una patada a una de las paredes y vuelve a su esquinita. pone los ojos en blanco y suspira mientras recuesta la cabeza de la pared. se mira en el espejo todo cochino y distorsionado del techo. — ya decía yo que era demasiado bueno que este perol sirviera.

— ¿cuánto tiempo llevas viviendo aquí, pues? — finalmente apaga el teléfono y lo guarda en un bolsillo. beomgyu le mira de reojo, aunque es muy difícil disimular cualquiera de sus acciones cuando tiene al carajo prácticamente a centímetros suyo.

— como un mes. — murmura. — ¿por qué?

— no es la primera vez que esta cosa se para.

— pa' rematar. — se pasa las manos por la cara y se queja. — y si sabías que se iba a parar, ¿por qué te montaste?

— se arregla en un ratico. — ver cómo comenta con tanto relajo a beomgyu inevitablemente le tranquiliza. al menos hasta que dice:— seguramente.

— qué huevo...— se mofa. — encerrado en un ascensor tamaño escala con un sifrino chimbo. ahora sí coroné yo.

— ¿qué te pasa, vale? a ti como que te gusta buscar peo. — por reacción baja la guardia, no sólo porque ajá, le está hablando burde feo. sino que, pero no le digan a nadie, ese chamo le intimida un poco. piensa que es porque tiene el cabello negro y es un poquito más alto que él.

— qué vaina contigo, pues. — agita una mano con desdén, riéndose. esto parece bajarle los humos al contrario. — ¿eres chino? no aguantas un chalequeo tú.

no responde, ninguno dice nada más y en esa mierda no se oye ni un peo.

— ¿te han dicho que eres insoportable, cajero? — beomgyu le mira con obviedad, pero a pesar de su sonrisa, sigue serio. piensa que este chamo va a ponerse viejo rápido.

— algunas veces. — inquiere. — ¿a ti te han dicho que eres burde lindo, mi amor?

como si nada, el ascensor arranca y en un momentico ya están en planta baja. las puertas se abren como si llevaran mil años cerradas. beomgyu sale de lo más tranquilo, pero pronto se da cuenta que el pelinegro sigue en el ascensor y que este va a volver a subir con él, pone el pie para parar las puertas.

— ¿entonces? ¿vas a quedarte ahí o te vienes? — imita sus palabras y nada más espera a que salga. él parece darse cuenta que ya están abajo sólo cuando le habla. chasquea la lengua, le pasa por un lado y beomgyu puede escuchar a la perfección como farfulla entre dientes un molesto:

— gafo.

𝗾𝘂𝗶𝗻𝘁𝗼 𝗽𝗶𝘀𝗼. yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora