【 IV 】

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❝Un cuento sobre nefilim y ángeles❞

Felix apoyó su espalda contra la puerta cerrada y se mantuvo así un largo rato, respirando profundamente y con los ojos cerrados

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Felix apoyó su espalda contra la puerta cerrada y se mantuvo así un largo rato, respirando profundamente y con los ojos cerrados.
Desde que despertó, estuvo atravesando una montaña rusa emocional que cambiaba de dirección de repente: una tranquilidad anormal, un temor más que razonable, un repentino enojo y abrumadora confusión. El paso de una emoción a otra fue tan abrupto que sus pensamientos y acciones no habían seguido ninguna lógica particular.
Ya no sabía cómo se sentía. No tenía miedo de despertar y darse cuenta de que todo había sido solo otro sueño lleno de fantasías, porque sabía que no era así. Todo era real y eso, de alguna forma, tampoco lo asustaba, al menos no demasiado.
Sabía que debería haber estado aterrado, pero se sentía, en cierto modo, aliviado, como si algo en el fondo de su ser comenzara a encajar por fin: el pasado prácticamente inexistente de su madre, el modo curioso en que reaccionaba ante ciertas cosas, el enigmático comportamiento de su padre y su abuela... todo, todo lo que él había ignorado inocentemente por años parecía cobrar un nuevo sentido.

Se trataba de un sentimiento imposible de describir. Tal vez uno que juntaba varios, positivos y negativos, hasta volverlos uno solo.
Felix decidió que era inútil intentar descifrarlo y que, en su lugar, era mejor alistarse pronto para poder volver a casa. Tenía tanto que preguntarle a su familia cuando llegara... y a Changbin en el camino.

Abrió los ojos por fin. El baño era viejo y demasiado aparatoso para su gusto, con un exceso de detalles que hacían que la habitación pareciera poca cosa a su lado. Además, todo estaba cubierto por una fina capa de polvo que delataba su poco (más bien, nulo) uso. Fuera de eso, era evidente que en otros tiempos, Felix ignoraba cuáles, se había tratado de un baño de lo más encantador, refinado.
Las paredes estaban divididas en dos partes iguales por una guarda de madera oscura, decorada con florituras en relieve. La mitad inferior, cubierta con azulejos de color beige y zócalos que la separaban del suelo, y la mitad superior, pintada de un tono entre marrón y rojo.
Frente a Felix, estaba el lavamanos, con grifería de bronce, y sobre este colgaba un espejo, con el marco del mismo metal y rodeado por lámparas que emitían una pobre luz amarillenta.

Dió un paso y apoyo las manos en la cerámica blanca, mirando su propio reflejo. Se notaba cansado, tenía una mancha oscura en la barbilla de un golpe que no recordaba haber recibido y unas marcas en las mejillas: la consecuencia de haber sido alcanzadas por un poco, apenas un par de gotas, del veneno Kuri. No eran muy grandes, debían medir tres o cuatro centímetros, pero parecían una mezcla entre quemadura y raspón, con pequeñas ampollas llenas de líquido y costras de color pardo sobre la piel irritada. Felix supo enseguida que las heridas debían de haber lucido mucho más feas, pero que gracias a esos misteriosos ungüentos, cuyos restos verdosos y azulados aún seguían sobre su piel, tenían un aspecto más agradable.
«No hay manera de que me hayan puesto una cremita corriente» pensó, acercando sus dedos a la herida derecha, aunque sin atreverse a tocarla.
Emitió un ruidito con la garganta, echando otro vistazo a sus mejillas, para finalmente apartarse del lavamanos. No podía seguir dando vueltas, haciendo esperar a Changbin, debía volver a casa.

𓏲 ♱ ' EL MUNDO DE SOMBRAS || skz 。✯❟Where stories live. Discover now