🩵 Color Azul Cielo: Tranquilidad.

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- ¿Te casaras conmigo?

-No. No lo haré.

- ¿Por qué? Yo me quiero casar contigo, ya vivimos juntos.

Bostezo un poco antes de contestar.

-Porque no podemos, es... malo. Somos chicos. ¿Entiendes?

-Entonces... ¿Tengo que ser una niña?

-No, ya eres un niño. Tengo sueño, ¿Qué tal si lo discutimos mañana?

-Pero... Cásate conmigo.

-Solo si prometes dormir.

-Está bien, Eren va a dormir junto a Levi y Dona.

-Solo duérmete.

Me pregunto cómo fue que esa idea del matrimonio se le ha metido en cada neurona de su pequeño cerebro infante, supongo que ya va siendo hora de que me empiece a preocupar o a buscar algún tipo de ayuda para esto.

Durante la mañana no mejora, se la pasa diciendo lo mismo una y otra vez, pensé que quizá llevándole el avión dejaría el tema por la paz, pero... me equivoque, se ha hecho demasiado insistente y no sé qué tan flexible puedo hacer mi paciencia, no tengo mucho de eso.

-Mi profesora ha dicho que en su boda habrá pastel. Yo quiero un pastel enorme en la mía y también mucho helado, me gusta mucho el helado y las papas fritas con cátsup y queso amarillo.

Ella tiene la culpa de que ahora este enredado con esto. Esa profesora, sus hormonas de novia en apuros me están llegando incluso a mí.

-Buenos días, Levi, debo decir que estoy impresionada, eres el primero en la clase. -Riko hace presencia.

-Ahórrate tus comentarios, no estoy de buenas.

-Básicamente nunca lo estas, pero me atreveré a preguntar... ¿Qué te ha hecho enojar esta hermosa mañana de casi verano?

Le dirijo mi mejor mirada de pocos amigos, esto no ayuda y su presencia tampoco. Pero como es con la única que más o menos congenio en esta escuela, supongo que no estará mal hablarle del pequeño problema por el que estoy pasando, ella sabrá como solucionarlo, es una sabelotodo así que debe saber cómo sacarme del apuro.

Y lo hago, durante la primera hora que tenemos libre, trato de explicar desde la raíz del problema hasta sus incesantes propuestas inocentes, porque, quiera o no, el mocoso no sabe ni de lo que habla ni en lo que posiblemente pueda meterse.

Riko pica el interior de su plato con ensalada, saca un trocito de crocante y lo mira por un instante antes de metérselo en la boca, lo mastica con lentitud, haciendo que truene entre sus dientes, parece que disfruta de esto.

-Siempre pensé que eras alguien raro, pero no creí que cruzaras la línea, la verdad jamás te imaginé con ese tipo de gustos, todos los días me sorprendes Levi, pero bueno.... Al menos... ¿Me dejarías ser su madrina? Amaría serlo, después de todo el matrimonio entre personas del mismo sexo ya está legalmente aprobado, papá podría ayudarte. -me mira con los ojos brillantes detrás de esas gafas transparentes.

- ¿Qué? -no sé qué tan mal está de su cabeza, tantos libros y letras le están haciendo perder el juicio.

-Vas a casarte con Eren, ¿No?

-Le llevo diez años, ¿Qué sucede en esa cabeza tuya?

-Entonces... ¿Si te llevara menos le responderías?

-No, es un chico.

- ¿Y?

-Que no soy gay.

-Yo pensé que lo eras, eso es nuevo. ¿Ves? A cada rato aprendo cosas nuevas de ti. -su cara de sorpresa me dice que en realidad no miente. ¿En serio lo parezco? No sé cómo debería reaccionar ante eso. -Pero bueno... solo es una etapa, como suelen decir los padres, Eren solo tiene seis años, se le pasara, va a terminar olvidándolo, no le tomes importancia.

- ¿Eso crees?

-Por supuesto, después de todo... solo eres su niñero, si todo se arregla en la clínica entonces no hay nada de qué preocuparse, tu paciente es Armin, oficialmente. ¿No?

Asiento. Espero que tenga razón.

Las clases terminan antes, por lo que puedo ir antes por Eren y también al mismo tiempo Riko decide acompañarme, según ella no tiene nada mejor que hacer... claro, fastidiarme es algo que nunca puede pasar por alto.

El sol está en su punto más brillante del día, quema la piel y hace que te sientas más cansado y agotado que de costumbre, lo malo de vivir muy cerca de la costa es eso, el calor infernal que arde como el mismo infierno, dicen que en la costa contraria del país es un clima más tropical y aceptable, me pregunto porque no estoy viviendo allá. Supongo que mis padres se la deben pasar en grande allá o donde quiera que estén.

Como aun la clase de Eren no termina nosotros tenemos que esperar, Riko inventa un juego con una hoja de papel, como no hay nada mejor que hacer empezamos a jugar, es una dinámica donde eliges la punta de un papel y tienes una mirada a tu futuro, infantil pero entretenido.

Media hora después Eren sale corriendo del salón, agita una hoja con un dibujo y grita que se ha ganado dos estrellas doradas por portarse como un niño bueno, lo felicito por eso, Riko le promete comprar helado para celebrar por esa pequeña victoria, escucharla hace que casi tenga un infarto de felicidad, para agregarle más felicidad a su corazón digo que pediré pizza ya que anoche no se dio la oportunidad.

Una cosa que he aprendido es que a los niños se les debe hacer un alboroto por sus logros, por muy pequeños que sean, eso sube sus ánimos y autoestima, aunque también se tienen que recalcar sus fallas, hacerles ver que no todo en la vida son felicitaciones y regalos también hay caídas y reprendas. Eso hace a las personas. Al menos eso es lo que dice Zöe cada que tiene la oportunidad.

Al llegar al departamento veo una nota de Mikasa diciendo que se ha ido antes a la escuela porque tiene que terminar un proyecto final y tiene que apurarse si no desea presentar exámenes recuperatorios. Me alegra, dentro de lo que cabe, al menos el pequeño accidente con Jean ya ha abandonado su cabeza.

-Eren tengo una sorpresa para ti.

Sirvo té de limón en dos vasos de vidrio y busco uno de plástico, no deseo andar recogiendo los pedazos rotos de los vasos, de por sí, mi alacena no esta tan llena de ellos.

-¿Sorpresa? A mí me gustan las sorpresas.

Por suerte encuentro un vaso de plástico y lo mejor es que esta estampado con algún tipo de caricatura de hace años, me pregunto cuando fue que lo compre. Me encojo de hombros y salgo de la cocina.

Veo a Riko sacando un cuadernillo de su mochila y se lo extiende al niño quien al principio parece confundido, pero luego de tirarse al piso y hojearlo su mirada se ilumina.

-Es la historia que Levi me conto. Sobre hombres lobo y princesas, la princesa que se convierte en mujer lobo por salir a cazar.

-Él me pidió que te lo dibujara, dijo que te gustaría

Eren gira el rostro hacia mí, su mirada brilla y extiende una sonrisa enorme, sus mejillas se tiñen de rojo y parece que tendrá un ataque de felicidad aumentada.

-Sí, me gusta, me gusta. Gracias.

Cierra el cuadernillo y lo aprieta contra su pecho, como si fuera un tesoro.

Riko me mira, indicando que tengo que decir algo.

-Me alegra que te guste. -la chica bufa fastidiada, no es la respuesta que quería.

Me encojo de hombros, ella mejor que nadie sabe que no soy nada bueno expresándome.

Me dejo caer en el sillón y les doy sus vasos con limonada, Eren deja el vaso en la mesa y se lanza a mi cuello, rodeándome, en un abrazo muy pequeño, jamás pensé que sus brazos fueran tan cortos y no es como si yo fuera muy grande o corpulento, hunde su rostro en mi cuello y susurra.

-Gracias.

La siguiente acción me toma totalmente con la guardia baja.

Junta sus labios con los míos.

Gracias por leer.

Parlev

Promesas de CrayónWhere stories live. Discover now