Capítulo: 34✔️

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Inmediatamente nos levantamos al escuchar esas palabras

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Inmediatamente nos levantamos al escuchar esas palabras. Emma se coloca detrás de mí y sujeta mi brazo con firmeza.

—Recoge tus cosas porque nos vamos de aquí ahora mismo —exige su padre con un aire de suficiencia, convencido de que por ser quien la trajo al mundo, tiene el derecho de hacer cualquier cosa con ella. Sin embargo, está muy equivocado Señor, y se lo voy a demostrar.

—Ella no se irá si no quiere, Señor. No sé si sabe, pero su hija ya es mayor de edad según las leyes de este país —mi intento por defender a Emma parece darle mucha gracia.

—Primero, ponte una camisa, y después vienes y me dices eso, malandrín —me señala con el dedo, para después comenzar a atacarme—. ¿Qué vas a saber tú sobre el significado de ser mayor de edad si nunca has trabajado como mi Emma? Mi hija se merece a alguien que esté a su mismo nivel.

¿Carlos?

¿Cuándo va a parar de resonar ese nombre entre nosotros?

Él se acerca con determinación, extendiendo la mano como si estuviera a punto de agarrarla por el hombro. Emma, en un gesto de resistencia, se aferra con más fuerza a mí, como buscando protección en medio de la tensión que se ha generado.

—Emma, vámonos. ¿No te das cuenta que solo te quiere ahora porque eres inocente, hija? En cuanto se aproveche de eso te va a dejar.

La única inocencia que mantiene Emma es la de dejarse influenciar por ustedes.

Inevitablemente, suelto una risa contenida y todo queda sumido en un incómodo silencio, en el que nuestras miradas parecen comunicar más de lo que las palabras podrían expresar.

—Ya lo consiguió, ¿verdad? —su rostro palidece de un momento a otro y comienza a acercarse a la cama con el brazo sujetando el hombro, en lugar de hacia nosotros.

No me sorprendería en lo absoluto si todo esto fuera una pantomima del Señor para aprovecharse de la bondad de Emma.

—Papá... —de inmediato ella se acerca a él para socorrerlo, con el grandísimo corazón que tiene.

—Emilio... —le sigue también su madre, mientras yo me quedo estático—. ¿Estás bien?

—Solo voy a estar bien cuando mi hija se aleje de este muchacho —dice entre dientes, su voz afectada por el esfuerzo. La sola idea de que Emma pueda hacerle caso oprime mi corazón.

Su madre la mira, desesperada, angustiada: —¡Haz algo, niña! —vocifera—. ¿Quieres que tu padre muera de un disgusto? —ante estas palabras, ella niega casi de inmediato.

—Vámonos, Emma... —le vuelve a suplicar su padre, para que si no estaba segura de dejarme, ahora se convenza. Ella me mira con ojos llenos de pesar, como diciéndome: "lo siento", y asiente llena de resignación a su súplica.

Roma: Al derecho y al revés, es amor © #1 [BORRADOR]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ