En un reencuentro teñido de nostalgia, dos almas se entrelazan una vez más después de una larga separación. Los recuerdos resurgen vívidamente, pero para Hana, este retorno aviva un amor no correspondido. En este nuevo capítulo, el anhelo se entrela...
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Hana finalmente despertó de su sueño, y mientras se lavaba y vestía, dejando su cabello todavía húmedo, notó que se encontraba mejor.
La necesidad de visitar el hospital la impulsó, sin poder evitarlo. Mientras caminaba hacia allí, se encontró con la madre de Seojun, y ambas entraron juntas en la habitación donde los dos chicos permanecían en las camas, aún incapaces de moverse.
Aunque ya se encontraba alguien allí, Lee Joon Heon, el padre de Lee Suho, el progenitor de Suho dirigió su mirada hacia Hana para después enfocarse en la madre de Seojun. Sin embargo, Hana optó por ignorarlo completamente y avanzó hacia las camas donde se encontraban los dos chicos.
Una vez que Lee Joon Heon salió de la habitación, los saludos resonaron en la habitación. Mi Hyang sacó las porciones de comida que había traído, compartiéndolas con Suho y Hana. Mientras disfrutaban de la comida casera, Suho observaba con una mezcla de nostalgia y admiración la interacción entre madre e hijo.
—Solo come como te lo doy di 'ah'. Así es, seguro que come bien, mi bebé— Mi Hyang le decía a su hijo mientras le daba de comer.
—¿Cuál bebé?
—Recuerdo cuando solía alimentarte cuando eras joven. ¿Cuándo nuestros Drib's Drab's crecieron así de grande?— Mi Hyang comentaba, y Suho, mientras observaba la interacción entre ellos dos, no pudo evitar sentir la falta de la misma atención materna en su vida.
—Oh, Suho, ¿no recuerdas? El apodo de nuestro Seojun era Drib's y Drab's. Hasta que creció por completo, no pudo controlar su orina por la noche, seguía orinando a gotas y gotas en la cama, así que lo llamamos así, — explicó su madre mientras dirigía su mirada a Suho y Hana.
Esta última giró ligeramente, sintiendo que estaba a punto de soltar carcajadas en ese mismo momento.
—¿Por qué estás hablando ahora de eso?— preguntó Seojun a su madre, visiblemente avergonzado.
—Fue hasta que tenías diez años. ¿No, mojaste la cama por la noche una o dos veces en quinto grado, no?— Mi Hyang continuaba diciendo, mientras Hana sonreía y reía, y Seojun intentaba detener a su madre para que no dijera nada más.
—¿De verdad debería existir vergüenza en ustedes dos? Son amigos, incluso fueron juntos a la casa de baños, — prosiguió Mi Hyang, mirando alternativamente a Suho y Seojun, y la incomodidad se hacía palpable.
—¿Cómo es que tuvieron un accidente juntos? Ustedes no están pegados el uno al otro y parece que están peleados. Y cuando tú, Su Ho, viniste a verme después de mi cirugía, me dijiste que no le dijera a Seojun. También pensé que era algo extraño. Hana, Seojun me dijo que volvisteis a reconciliaros, me alegra mucho eso de verdad, — soltó Mi Hyang mientras los tres compartían miradas algo incómodas.
