CAPITULO 38

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NARRA ALESSIA

Liosha y Alek ya se han apoderado de mi corazón, mi cuerpo y pensamientos. Pero Dmitry, no sé cómo me ira con él, a decir verdad, me entusiasma la idea. Es como si nunca se acabara la primera cita. No hay monotonía y siempre permanece el romance, coger con alguien nuevo. Jajaja soy una puta.

Mi risa se va a la mierda al ver lo que la caja contiene, ¡joder! Acomodado entre unas muy finas telas encuentro un hermoso vestido que pesa como los mil demonios, es de color dorado y algo plateado, con trasparencias, sin hombros a excepción de un tirante cruzado, tiene un escote casi en V muy pequeño, brilla como el sol, la falda es larga la mitad es color carne y lo demás transparente, cubierto completamente de pedrería, y para ajustar trae una muy voluptuosa cola desmontable, del mismo tono y adornada con pedrería.

<<Alek es la extravagancia pura.>>

Me costo como mil demonios ponérmelo, pero heme aquí, a punto de ingresar a la dichosa cena de navidad organizada por la elite, donde se supone que vienes a convivir, algunos a embriagarse, otros tantos a poner los cachos, las mujeres a criticar y exponerse como carne en aparador. Es obligatorio llegar con un acompáñate.

—Alessia, ¡hay por Dios! Que traes puesto. — grita eufórica mi acompañante.

Un vestido. — digo sarcástica.

—¡Un vestido! — dice incrédula. — ¡El vestido! — crece su euforia.

Mínimo traes tres guardaespaldas. — inquiere acercándose.

—¿No? — digo confundida.

—No puedo creerlo, ¡Traes el vestido por el que todas matarían! ¡hasta yo! — dice tocando la piedra más grande en el centro del vestido. Parece hipnotizada.

—¿Sí? Bueno, si es muy hermoso. — digo mientras ella parece admirar una obra de arte.

Me duele preguntar esto, ¿sabes cuanto cuesta lo que traes puesto? — dice frunciendo el ceño.

—No, de echo fue un regalo. — confieso y ella abre muy grande la boca.

—Déjame adivinar, crees que son cristales. — se cruza de brazos y alza una ceja.

—Es muy obvio, y de muy buena calidad.

—¡Eres un caso perdido! — me toma del brazo e ingresamos a una sala privada.

La sala privada que será nuestra por esta noche, hay un par de sofás, espejos, sanitario y todo para retocarte el maquillaje o descansar un momento.

—¡Son jodidos diamantes! — señala el vestido, mi sorpresa es inexplicable.

—¿¡Diamantes!? — digo incrédula.

Es segundo vestido de una colección de siete, que hasta el momento nadie había podido comprar. Fueron expuestos hace no mucho, algunos intentaron comprarlos, al final anunciaron que ya no serían vendidos, y su valor esta por las nubes. Dicen que el diseño fue hecho por siete hombres. — explica tomando un vaso de agua.

La tela esta hecha de finos hilos de oro, bordado con hilos de plata, con el cual se incrustaron diamantes, tan solo el diamante del centro tiene el valor un millón de euros, por su enorme tamaño. — la escucho y sigo sin creer.

Todo en el es oro, plata y diamantes. ¿tú novio te lo regalo? — dice anonadada.

—Sí. — digo en trance.

—¡No me sorprende! Al final es un Volkov, y ellos solo denotan extravagancia, lujo, derroche, poder, y ¡grandes cogidas! — dice entre eufórica y pervertida.

CROMOSOMA (completa)Where stories live. Discover now