Una confesión al fin de los tiempos.

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Por favor, alma mía, volveos mi voz y permíteme entonar mi testamento...

"Vanos y hueros retoños, carentes de propósito: el cielo abandona y encierra a los mortales en la tierra.

Veros afortunados o angustiados, al menos se nos permite decidir cómo afrontar nuestro final. Que nos llene de dicha o desdicha nuestra realidad.

¡Lloremos de angustia! ¡Lloremos de alivio! Se cierra el libro que relata nuestra finita eternidad.

La llave desaparecerá para siempre, la senda hacia el pedestal se ahogará en la oscuridad. Olvidados como los innombrados que protagonizan la bella y lastimosa tragedia.

Desechados por la autora que jamás se obsequió valía y bienestar.

Madre nuestra, hiladora de nuestra oda: ¿alguna vez nos viste como tus hijos?

¿O fuimos reflejos de tu hado, de tu llana existencia?

Si esa es la verdad que enterraste: finalmente lo entendemos.

No podíamos merecer y añorar más que las mariposas y tulipanes.

Si esa es la realidad que escondiste. Que renegaste y rechazaste.

Seremos felices por los momentos donde nos amaste con falsedad.

Para compensar la vida donde nos odiaste con frialdad.

No querías hacer más por nosotros.

Pues nada quisiste hacer por ti misma.

Escritos de Lych.Where stories live. Discover now