Capítulo 10

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   Alex se ha pasado toda la tarde indecisa con su aspecto (¿me veo muy desarreglada o informal?); ha prescindido de sus cómodas mallas negras y las sustituyen unos índigos vaqueros con dobladillo en los tobillos que combina con un jersey de cuell...

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   Alex se ha pasado toda la tarde indecisa con su aspecto (¿me veo muy desarreglada o informal?); ha prescindido de sus cómodas mallas negras y las sustituyen unos índigos vaqueros con dobladillo en los tobillos que combina con un jersey de cuello abierto rosado. No es ni lo uno, ni lo otro; cree que ha optado por transmitir su esencia: simple, llana. Por fin puede aplicarse máscara de pestañas (aprovechó su viaje a Port Angeles para reponer su maquillaje caducado) y brillo de color carmín en los labios.

   Bella, pese a su repentina abatía e inquietud por la ausencia de su novio, se ofrece a llevarla al punto de encuentro con Embry. Su hermana pequeña ha insistido en que podía ir caminando, incluso si el trayecto suma veinte minutos a pie; ella en cambio dice que está bien, que no va a permitir que llegue a su primera cita sudada oliendo a pocilga. Alex se echa a reír, pero sabe que también lo usa como pretexto por si encuentra en la ciudad a Edward o algún Cullen merodeando.

   Un día después del cumpleaños de Bella (almuerza con su familia y en la noche la acoge su familia política, los Cullen, quienes sorprenden con una fiesta que en parte desagrada), Edward y sus hermanos faltan a clase. Al siguiente, Bella guarda la esperanza de que van a atravesar la puerta, caminar por los pasillos con tremenda pretensión o, al menos, responder sus llamadas y mensajes de texto, pero no ocurre nada de lo que desea. Y ella sospecha las razones.

ᅳ¿Cómo es eso de que tienes una cita y soy el último en enterarse?ᅳpregunta Charlie asomando la cabeza en la habitación de Alex, que continúa acicalándose su encrespada melenaᅳ. ¿Quién es el pobre desgraciado?

   Alexandra le confiesa a su padre que está interesada (le da vergüenza admitir que está enamorada) en Embry Call, un buen amigo de Jacob Black y excelente mecánico y, para desgracia de Charlie, el chico que la admiraba embelesado la noche del baile. Él asiente callado mientras su mente trabaja sobremanera acerca de las posibilidades que tiene de interceptar al chico y arrestarlo en comisaría un par de horas (solo para asegurarse de que es trigo limpio). Sin embargo, desecha sus disparatadas ideas (aunque no las olvida) porque su hija tiene un brillo muy especial en la mirada. Ese brillo que reconocería al instante. Ese que él mismo poseía al mirar a su madre, Michaela Stone, hace muchos años atrás. Charlie lamenta que sus relaciones hayan sido siempre tan complicadas.

Historia Lobuna | Embry Call → REESCRIBIENDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora