Aveces, es mejor que las cosas se encuentren por si solas, que hacerlo a la fuerza.
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Estás siendo abrazada por una pony de pelaje rosa. Ni si quiera sabías si aquella pony es terrestre, una pegaso o una unicornio del tanto pelaje que tiene.
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Con una mueca incómoda, esperabas pacientemente a que aquella pony te soltara. No te consideras alguien paciente, pero eres una pony bastante tranquila.
Pasaron unos cinco minutos y seguía sin soltarte. Comenzabas a sentir más calor gracias al pelaje de la pony contraria.
-Uh... disculpe, pero ¿podría soltarme? Hace calor...-Dijiste educadamente.
No es necesario tanto agradecimiento solo porque ayudaste a un pony a levantarse luego de que se tropezara y cayera al suelo.
La pony de pelaje rosa-pastel se alejó y te miró con sus grandes ojos azules. Tu la miraste con una mueca de indiferencia, haciendo contacto visual muy penetrante.
-...Aah... ok? ... nos vemos.-Te despediste espontáneamente, pasando de aquella pony que todavía te mira fíjamente mientras te alejabas.
Ignoraste a aquella pony, no te sentiste incómoda o inquieta, solo indiferencia y extrañesa.
Con tus ojos apenas abiertos por el sueño que sientes.
No se supone que deberías de estár despierta a las cinco de la tarde. Como el BatPony que eres, tu horario debería de ser nocturno, no diurno.
Pero no es como si durmieras mucho. Con solo dormir una o tres horas estás bien.
Y no es como si comieras mucho, ni si quiera desayunas. Ni si quiera puedes comer la mitad de un plato, o que tan si quiera sintieses hambre.
Empezaste a volar por los cielos de aquel pueblo. Pero cuando los ponys de ese pueblo miraron tu sombra mientras volabas, te miraron. No es común ver a una BatPony, mucho menos a plena luz del día.
