El apego es dulce como el azúcar, pero demasiado no es bueno.
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Ultimamente tienes más pesadillas que antes. Las pesadillas son más violentas y frecuentes de lo que usualmente lo son.
No importa cuántas veces la princesa Luna llegue a salvarte, siempre ves la misma expresión de preocupación en su rostro para posteriormente agradecerle.
Hablar con ella te parece... reconfortante. Que te envuelva en sus alas para tranquilizarte y conversar con ella unos 5 minutos.
Siempre te dice que tienes que buscar algún tipo de ayuda para enfrentar aquellas pesadillas donde siempre se repite el mismo patrón; donde asesinas a un pony random.
Justo como ahora.
–Ah... ah... ah...–Jadeas de adrenalina, en tus cascos hay un machete, viendo que te habías asesinado a ti misma, donde habías descuartizado a ti.
Soltaste el machete, agachando las orejas mientras intentabas calmarte.
Luna llegó tarde para salvarte. Hace frío...
Mirando tus cascos ensangrentados
Hasta que una magia azúl marino intervino, desapareciendo la "escena del crimen"
—Lamento haber llegado tarde, pequeña...—Luna se acercó a ti, viendote que estás temblando en el suelo, donde se recostó a tu lado, envolviendote con su ala como usualmente lo hace.
–Y-yo... y-yo ugh... hm...–Intentabas articular una palabra, pero el horrible nudo en la garganta te quema demasiado.
—Tranquila... ya pasó. Tienes que pedir ayuda, Dakly. Estos tipos de sueños que tienes, no significan nada bueno.—
–Y-y qué significan?–
—Que no estás bien.—
– ... –
—Pide ayuda, Dakly. Sabes a lo que me refiero.—
Suspiraste. Considerando la idea de ir con un psicólogo.
Sintiendote segura, incluso comenzante a ronronear, acurrucada bajo el ala protector y consolador de la princesa Luna.
Hasta que tuvo que irse.
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