Día 2 💌

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🏷️'. Debilidad / Vulnerable

🏷️'. Difiere del canon

" Yo no le canto a la luna porque alumbra nada más, le canto porque ella sabe de mi largo caminar "

— La noche si que está hermosa hoy.

Deidara suspiró, observando los campos del país fuego, únicamente alumbrados por la tenue luz de la luna.

Todo había cambiado tras esa guerra, el mundo como lo conocían ya no existía.

Aunque, incluso siendo ahora un hombre hecho y derecho de 35 años, su alma se había quedado atrapada en sus 19 años.

Una bella pero dolorosa etapa de su vida.

Ahora todo era diferente, ahora él tenía un trabajo más honrado y había perdido el rastro de todos sus antiguos compañeros de trabajo.

— ¿No te vas a dormir?

Bueno, casi todos.

Sasori se asomaba por la puerta de la pequeña casa que se habían conseguido.

— En un momento voy, solo quiero apreciar el paisaje y la brisa.

— Está bien, te espero.

El pelirrojo volvió a meterse dentro de la casa, dejando al otro solo con sus pensamientos.

Deidara volvió a suspirar, elevando sus ojos vidriosos hacía el cielo estrellado.

La nostalgia había inundado su corazón, llenando su mente con recuerdos de tiempos de antaño dónde todos estaban juntos.

Tantas personas con semejantes destinos.

Al menos ahora él había logrado tener un futuro, una vida tranquila junto al hombre que ama y que ahora lo esperaba para dormir juntos.

Incluso si él no necesitaba dormir.

Unas gotas cristalinas cayeron de sus azules ojos, corriendo un poco el delineado que siempre usa.

— Aparentemente si existen las segundas oportunidades... — se dijo, limpiándose las lágrimas.

No quería que Sasori lo viera en un estado tan vulnerable, tan débil.

Limpió el maquillaje corrido de sus ojos, entrando a la casa y cerrando con llave, listo para descansar.

Sasori estaba recostado en el colchón con los ojos cerrados, tapado hasta el cuello con el velador prendido, durmiendo plácidamente.

El rubio se recostó a su lado y apagó la luz, abrazándolo por detrás.

— Al fin.

El marionetista se volteó, recostando su cabeza en el pecho cálido del contrario.

— ¿Qué tanto pensabas?

— Nada importante, simplemente en estos años y todo lo que hemos pasado — el ceramista apartó su vista al techo, evitando que el otro note su mirada triste — a nosotros nos fue bien pero a los demás... Konan, Kisame, Hidan, Kakuzu... Itachi y el líder...

— No todos pueden terminar bien. Nosotros tuvimos mucha suerte, casi divina diría yo.

— Lo sé, pero me da algo de pena por ellos, eran nuestros compañeros y fallecieron de formas tan horribles. Encima Akatsuki resultó ser una mentira, no me imagino la pena que debió pasar Konan.

La imagen del rostro cansado de la mujer vino a su mente, detonando esa mirada triste y esas diminutas arrugas que se habían formado en su rostro.

Marcas de tantos años de angustia.

— ¿Sigues pensando en Akatsuki?

— Nunca dejé de hacerlo.

El rubio cubrió sus ojos con una de sus manos, evitando que las lágrimas se noten.

Los rostros de sus antiguos compañeros invadían su cabeza, todos tan cansados y/o llenos de odio, con las eternas marcas del tiempo, el odio y la tristeza en cada uno de ellos.

La mirada de Konan, el ceño permanentemente fruncido de Kakuzu, las ojeras de Itachi.

La falta de vida en los ojos de Pain.

— Realmente has madurado, ya no eres el niño que conocí hace 20 años al que no le importaba nada. Preocuparte tanto por ellos, incluso lloras frente a mí.

Deidara se sorprendió por lo último, volviendo su vista hacía su pareja que observaba las pequeñas gotas brillar por la luz de la luna que entraba por la ventana.

— Me alegra que seas honesto conmigo.

Sasori limpió sus lágrimas con sus dedos y aprovecho para acariciar su cabello.

— Mañana vamos a ir varios kilómetros al sur para vender, si quieres podemos preguntar por ellos o investigar un poco. Ahora dormí que es tarde y caminaremos mucho mañana.

Deidara asintió y dejó un beso en la frente de Sasori, dispuesto a dormir.

Quizás podrían saber algo de ellos, salvarlos del olvido.

Recordarlos como algo más que personas con el alma adolorida o corrupta.

𝐒𝐀𝐒𝐎𝐃𝐄𝐈 𝐖𝐄𝐄𝐊 𝟐𝟎𝟐𝟒 | One-Shots Where stories live. Discover now