Epílogo

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Seis meses después.

-¡Theo, vamos! Llegamos tarde!- Grita Liam exasperado por enésima vez, antes de devolver la mirada al espejo que tiene delante, con un suspiro.

No es tarde, en realidad llegan perfectamente a tiempo, técnicamente es incluso demasiado pronto, pero la superficie lisa del espejo refleja, junto a su expresión de puchero, la imagen angustiosa de sus manos luchando inquietas con su corbata, todavía tan claramente desabrochada.

Le molesta increíblemente que ese trozo de tela se quede ahí, abandonado contra su cuello, y sea la clara demostración de su derrota y por eso llama a su novio una vez más, porque Theo seguro que sabe cómo anudársela, ya que siempre parece saber cómo hacer todo, excepto jugar al Lacrosse, que Liam aún no ha sido capaz de enseñarle. Por qué es tan importante llevar corbata, Liam no tiene ni idea: no es un funeral ni una boda, nadie se enfadará con él si no se anuda un trozo de tela al cuello, cuando ya ha aceptado llevar una cegadora camisa de vestir blanca y su traje más elegante (bien, su único traje elegante). La chaqueta, de un negro brillante, forma un extraño contraste con la pálida piel de Liam y éste también se habría rebelado a la imposición de llevar corbata, pero Mason ya tendrá que perdonarle el pelo, no quiere poner a prueba aún más su ira. Lo del pelo fue un accidente, por cierto, Liam tenía buenas intenciones cuando robó un poco del gel de Theo intentando darle algo de lógica a su pelo para esa noche, echándoselo hacia atrás como a menudo veía en hombres más elegantes que él, lo que en realidad es una definición cierta para todos los hombres del planeta.

Liam ni siquiera está seguro de que sean realmente un desastre. Los tiene echados hacia atrás en la cabeza y no ha usado demasiado gel porque no parecen mojados ni nada, y tampoco ha usado demasiado poco, porque no hay ni un mechón rebelde haciéndole cosquillas en la frente, pero, aun así, a Liam le resulta aterrador mirarse en el espejo ahora mismo. Tal vez no sea un desastre, pero no es su pelo y resulta raro verlo sobre su cabeza, como si le hubiera robado una peluca a alguien.

Pero es el baile de fin de curso y Liam quiere estar guapísimo y elegante, porque Theo, por otra parte, lo estará, y por eso deja de mirarse incómodo el pelo y continúa su lucha con la corbata, intentando seguir los mismos principios a la hora de atarse los cordones de los zapatos, fracasando estrepitosamente.

-Liam, qué estás haciendo, no es un corbatín, deshaz ese lazo-.

Liam es perfectamente consciente de las diferencias entre lazos y corbatín, de los cuales el principal es que no es un corbatín, el que está a punto de lanzar contra su novio porque si se hubiera dado prisa en vestirse y hubiera bajado antes, entonces Liam no habría corrido el riesgo de atragantarse con un trozo de tela, pero en cuanto se gira su irritación muere en sus labios, dejándolos libres para separarse sobresaltado. Sólo durante unos segundos, porque Liam tiene dignidad, incluso delante de Theo, que baja las escaleras todo vestido con su traje azul claro y su camisa de vestir blanca un poco demasiado transparente sobre el pecho, como una segunda piel.

Liam está seguro de que lo hizo a propósito, eligiendo un traje del mismo tono de azul de sus ojos, porque está claro que siempre fue una mentira entre ellos y Theo sigue intentando matar a la gente, en particular a Liam.

Su pelo, no hace falta decirlo, no parece una peluca robada y está perfecto como siempre, brillante y peinado sin esfuerzo, porque Theo nunca tiene que pasarse horas delante del espejo para no parecer que lleva animales muertos en la cabeza, a diferencia de Liam.

Liam está muy enfadado con él ahora mismo. No puede creer que tenga el descaro de bajar las escaleras con este aspecto, como el maldito príncipe azul, mientras que Liam ni siquiera puede hacerse el nudo de la corbata sin atragantarse.

La Caperucita Roja Y El Lobo Feroz - Thiam [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora