¡Especial San valentin!

474 47 20
                                    

N/A; Soy yo de nuevo, tenía esto preparado desde hace mucho y me llegó el momento de publicarlo.

Este esta ubicado en el día en que Buggy le pidió matrimonio a la lectora para dar un poco de contexto.

[...]

-B-buggy, no puedo respirar.

El cuerpo del payaso cubría el tuyo en su totalidad, dejando que su pecho aplastase tu rostro y el resto de tu figura fuese abrazada por ambos brazos. Así que prácticamente eras la cama donde descansaba, y definitivamente le dabas tú más sentido pesame al colchón que tenía que soportarlo noche tras noche.

Intentaste empujarlo del otro lado con las manos en sobre sus hombros. Luego colocar los pies en su abdomen y dar varias patadas suaves para mandarlo a donde correspondía.

No pudiste. Y lo peor, era que dormía como una piedra.

- No...joder...es mía.

Y además hablaba dormido

Te apretó contra si aplicando más fuerza en el agarre, arrebatándote la última bocanada de aire que contenías en los pulmones. Suspiraste. Buggy frunció el ceño, bajando hasta apoyar su mullida mejilla en tu hombro como si estuviese escondiéndose y protegiéndote a la vez de manera tierna a tus ojos. Quien sabe que se le pasaba por la cabeza.

- Mía...

Su cuerpo tembló ligeramente y cada músculo que le componía se tensó ante tu falta de tacto. El cabello azul te hizo cosquillas en la nariz, se frotó contra tu rostro en busca de una caricia. Un hilo de saliva caía por su mentón mientras roncaba con suavidad y profería algunas palabras.

Tu mano se paseó por su cabello a la par que emitías un shh casi inaudible que logró tranquilizarlo. La diestra acarició su espalda, tocando la fina piel con la yema cálida de tus dedos. Porque si algo podías afirmar, era que Buggy no llevaba consigo las cicatrices que tal vez adornaban la piel de otros piratas.

- Tranquilo... - Arrullaste, esperando con paciencia que tu voz apareciese en su sueño. - Esta bien, esta bien, soy tuya pero déjame respirar.

- Mhm...- Rió con suavidad, Ahora que te sentía con él, sabía que estaba seguro y amaba sentirse de esa forma. Protegido. - Te amo...

Suavizó el abrazo en el que te confinaba, disminuyó la fuerza y exhaló con tranquilidad. Nunca había dormido de esta forma, o bien, nunca se había sentido de esta forma. Cálido.

Eres todo lo que necesita. Eres suficiente.

- Bonito... - Apoyaste la mano en su frente, echando hacía atrás el cabello que caía sobre ella para tener accesibilidad y así, plantar un casto beso.

Las facciones de Buggy al dormir eran hermosas. Porque parecía verse relajado en su totalidad por primera vez, sin frustraciones, enojos o cualquier otra cosa que le pusiese de nervios. Él simplemente roncaba, esperando a que la mañana se asomase por su ventanal. Y cuando tenía una pesadilla, se aferraba a ti.

Porque eras su paz.

Ronroneó en voz baja.

- ¿Y se supone que tú seas el rey de los piratas? - Sonreíste, pellizcando sus mejillas. - Eres demasiado tierno. Sí. - Tiraste de un mechón de su cabello, enredándolo en tu dedo índice

Era suave. Abrazable. Buggy lo era todo.

- Hey, despierta bello durmiente. -Un beso en su nariz le hizo gruñir suavemente. Te apretó de nueva cuenta con fuerza, encerrándote en su trampa quita aire que terminaría matandote asfixiada.

¡Hi, baby! |Buggy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora